martes, 29 de diciembre de 2015

Alimentar lo posible

Porque no estoy encantado con las cosas que hace un tiempo creí me podrían encantar.
Porque estoy harto de mirar el hermoso trasero de los imposibles y de no habérselo podido siquiera acariciar.
Porque obtener lo que desvela a la mayoría jamás me ha llamado la atención.
Porque el vivir pensando en aquel que podría haber sido no me ha dejado la libertad necesaria para disfrutar de quién soy.
Y porque deseo alimentar el posible de ese que soy, desde ahora en más los condicionales quedan desterrados de mi vocabulario.

Cuestión de tiempo

La Perversidad, con su policromía y todas las sospechas a cuestas, se ha cruzado a propósito en el camino de la Inocencia y su inimputabilidad; le ha hecho guiños cómplices intentando acercar posiciones, pero como esta no sabe de medios tonos le dio vuelta la cara y se escabulló por entre senderos bien iluminados y seguros. La Perversidad sonríe maliciosa y complacida desde su puesto entre las sombras: sabe que con el transcurso del tiempo todo termina por mudar de color y que una simple duda bien sembrada pronto se transformará en sutil sospecha.

viernes, 25 de diciembre de 2015

Revival

Ya quisiera revivir ese instante mágico sobre el que no tuvimos control alguno, cuando flotamos en el barco de la placidez y nos dejamos llevar por mares de emociones, cuando el tiempo se detuvo, cuando el sol se hizo el tonto y dejó pasar un momento y la luna se murió de envidia olvidándose de andar. Sería fantástico volver a vivir ese grato morir en proceso de resurrección.

Libertad condicional

Y si el rojo pasión no es el color de la sangre…
Y si el corazón ya no nos late aunque seguimos viviendo…
Y si ya no procedemos sin que alguien nos lo ordene…
Y si nuestra libertad llega hasta donde alcanza la cuerda…
Y si la abolición de la esclavitud no abolió nada y tan sólo cambió la ropa de fajina por el traje de etiqueta y las oxidadas cadenas por implícitos controles bajo el amparo de las normas…
Y si no queremos ser una insignificante hormiguita más que sale todos los días hacia su trabajo para poder ganarse el pan sin disfrutar del paso del tiempo…
Y si no deseamos estar atados al poste anulador de voluntades propias…
Y si consideramos que no merecemos estar encarcelados de por vida…
Y si tratamos de distinguirnos y rompemos filas y nos damos a la fuga…

La fuerza del pensamiento

Cuando todo está patas para arriba y no sé por qué. Cuando lo intento por todos los caminos y no encuentro la salida. Cuando no hallo explicación coherente a ciertas actitudes que me dañan o me afectan. Cuando me pregunto que habré hecho para merecer lo que me pasa y no sé qué contestarme. Cuando los fantasmas del desaliento me tiran de la mano y pretenden sumergirme en el oscuro pozo de la depresión… 
Justo en ese crítico momento me suele pegar en la cara, como una bofetada de aliento, esa brisa fresca, agradable, inspiradora que me hace saber que no estoy solo, que alguien está pensando en mí; entonces veo todo más nítido, mi semblante se transforma y esboza una sonrisa, y con eso me es suficiente para encontrar respuestas o alternativas de salidas que me permiten proseguir o volver a intentarlo.

A tu antojo

Como la luz que finge ahuyentar a todo miedo que nos ronda y nos consume.
Como el sol que evapora y atrae los restos de las lágrimas de la luna para luego esconderse y volver a hacerla sollozar.
Como la lluvia que da fin a la volatilidad y asienta las partículas que pretendían escapar de tierra firme seducidas por el cambio.
Como la luna que engaña al mar pidiéndole que humedezca sus faldas a sabiendas que jamás lo logrará.
Como ellos tú eres artífice del maquiavélico juego permanente entre incitaciones y rechazos, y como tales me manejas a tu antojo.

Enfermo

Siento celos de la brisa que levanta tu falda y dudo del maldito viento que la provoca.
Siento celos de las baldosas y las alfombras que espían tu intimidad en la cadencia de tu caminar.
Siento celos hasta de la mirada de los perros callejeros que te observan fijo y suplicantes al pasar.
Siento celos del agua que corre por tu piel cuando te bañas, y me es imposible no asignarle dobles intenciones.
Siento celos del roce de las sábanas en tus pezones y de su entrelazado con tus piernas.
Siento celos de tu mano que se desliza y va al encuentro de lo más profundo de tus deseos en la búsqueda de placer.
Siento celos de mis ojos que te miran con lascivia cuando deberían hacerlo con pureza.
Siento celos de mis pensamientos y su egoísmo de pensarte que únicamente muerta serías absolutamente mía.

martes, 22 de diciembre de 2015

Fugaz

Ella pasó como pasan las cosas buenas: quedándose por un breve lapso pero dejando huellas imborrables. Colmada de escasez su presencia tangible y llena de abundancia su permanencia residual. Me ha dejado inmerso en una mezcla de sensaciones con aroma a poco y regusto inolvidable.

La represión del dolor

Y acá estoy, llorándote, en silencio y sin lágrimas, como se llora la muerte de un amante. El desgarro me va por dentro, se me anuda en la garganta, me clausura el estómago y se me expande por el pecho; y ahí se instala para machacar sobre cada recuerdo, sobre cada sensación, sobre cada pensamiento, sobre cada acontecer. Tan solo la soledad y su virtud de no entrometerse podrá ser testigo de semejante pesar. Es que el secreto se fue con ella pero lo vivido se ha quedado conmigo.

Por convicción

Si transitas por un camino que a priori sabes—ya sea por intuición, por corazonada, por simple sentido común, o porque tu GPS interno así te lo informó—, te llevará derechito a la meta; entonces ¿por qué te detienes a escuchar consejos sin fundamento, a oír alcahueterías baratas, o a percibir murmullos de posibles alternativas engañosamente auspiciosas, que lo único que pretenden es desviarte de tu norte? Acostúmbrate a seguir convicciones, los rumores jamás conducen a buen puerto.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Evidencias que matan

Mañana húmeda bajo el predominio de neblinas. Gente que viaja en colectivo: a trabajar, a dar clases, a estudiar, por atenciones de salud, y tal vez alguien hasta lo haga por placer.
El sol envía tibias amenazas en su pretensión de hacerse notar, mientras la boca blanca y pastosa de la niebla se regodea al devorar lo tenue de sus rayos.
Un hombre observa, sin remilgos ni cuidados, desde su posición del asiento de enfrente, a una chica. Los dedos delicados y hábiles de ella vuelan por la pantalla del celular hasta encontrar el tema que pretende escuchar a través de los auriculares.
El sol pasa de las amenazas a las agresiones, clava sus estocadas en el cuerpo fofo de la niebla y acaba por disiparla; la difusa intimidad que se había dado en algún momento entre ellos se diluye.
La chica se acaricia el largo pelo que cae lacio sobre su blusa floreada, mira por la ventanilla. El hombre no detiene su mirar: Esos labios carnosos, entreabiertos, incitadores… Esa naricita que haría de tobogán a las gotas de agua de la ducha… Ese escote que pareciera ser la mismísima entrada a la gloria… De pronto ella desvía la vista y una mirada furiosa se clava, letal como una puñalada, en el intrépido curioso ahuyentando toda posible ensoñación. El hombre se desinfla en su asiento, así como la niebla se había esfumado minutos atrás, rendido ante la evidencia de lo imposible.

Excusa

Es que se le ha asignado a mi persona una terrible conjunción que es un despropósito en sí misma, pues así como suelo poseer la magnífica virtud de resultar encantador en el trato, a la vez tengo el deplorable defecto de contar con una en extremo sutil perversidad.

Pandora obsoleta

El otrora rebosante baúl de las sorpresas y los increíbles ha sufrido las consecuencias del accionar de la nefasta sociedad conformada por el inexorable paso del tiempo y la curiosidad del ser humano con su despótica razonabilidad. Lenta pero irremediablemente ha sido despojado, vaciado, estrujado, exprimido; ya ni las telarañas que dominan su escasez logran generar o disparar alguna emoción.
En breve será un hecho su desaparición definitiva y ni siquiera habrá alguien que realice la consecuente denuncia, pues: ¿quién podría prestarle la mínima atención al faltante de una caja llena de previsibilidad?

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Ida y vuelta

Si yo pusiera al alcance de usted todo lo que soy, y usted me ofreciera en iguales proporciones la esencia que la conforma, pues nos quedaríamos vacíos de lo propio de cada uno; sin nada que no se haya ofrecido o puesto a disposición del complemento. Ahora, puestos a pensar con propiedad y sin estancarnos en la sola acción de dar u ofrecer, debo reconocer que, en contra partida, tendríamos la maravillosa posibilidad de llenarnos con el otro; o sea, podríamos obtener como resultado un par de almas rebosantes de aquello que más deseamos.

El descubrir de las fantasías

No vaya usted a pensar que yo he puesto tales ratones en su cabeza, tan sólo se me puede asignar el hecho de haber emitido el silbido necesario para hacer que despertaran. Dormidos o despiertos son de su propiedad y han estado por siempre allí. Ahora que han abierto los ojos será decisión exclusiva de usted si desea continuar alimentándolos y disfrutar con sus propuestas un tanto indecorosas; o ignorarlos para que acallen su predominio, para lo cual, inevitablemente, deberá usted mantenerse alejada de mi presencia e influjo.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Contagio

Era costumbre en él levantarse malhumorado, con cara de enemigo del mundo y expresión de no me hables. Pero, no era nada que no se solucionara con la recepción de una caricia, una demostración de cariño, o una frase alentadora proveniente de aquellos labios encantadores. Pues cuando por las más oscuras razones lo gélido se hizo propio en las manifestaciones físicas de ella, la expresión adusta de él se transformó en permanente. Y así como ella nunca pudo entibiar ni muchos menos derretir su semblante para encontrar el camino de retorno a la dicha,  él jamás volvió a sonreír.

Mal trago

Estoy empezando a pensar que soy para usted más una dificultad al tragar que entorpece y congestiona su habitual desenvolver, que aquella original bocanada de aire puro que pretendía oxigenar su cuerpo y purificar su alma. Se me ocurre que podríamos intentar variar las medidas de predisposición, libertad y tolerancia, y así tratar de encontrar el equilibrio que transforme en digerible ese mal trago.

Tiempo de cambios

Cuando el tolerar se hace intolerable… Cuando el sopor ha mutado a lo insoportable… Cuando la costumbre peca de incomodidad… Cuando lo espontáneo ha optado por encerrarse bajo llave en su caja de sorpresas… Cuando ya no hacen falta agendas y las horas pasan sin pena ni gloria y ni siquiera el reloj se entera… Cuando la esperanza significa esperar la sucesión de los días rumbo a un final prefijado… Cuando insistir no encuentra razón sostenible… Cuando la soledad se inmiscuye y hace mella por más que nos rodee la mejor compañía… 
Cuando las señales que nos indican que es tiempo de cambios son tan evidentes, es terquedad de necios no prestarles atención.

jueves, 3 de diciembre de 2015

No se preocupe

Si usted percibe una sensación similar a una agradable corriente eléctrica que se apodera de su mente y se desliza lenta pero inexorablemente hacia su cuerpo, no se preocupe, es mi espíritu que se ha tomado el atrevimiento de inmiscuirse en sus pensamientos con el fin de decretar un inquilinato momentáneo del punto neurálgico donde nacen todas sus sensaciones.
Si usted siente que algo va como transformando todo a su paso, aunque lo haga con la mesura y la liviandad de una pluma, y el aplomo de un felino; no se preocupe, es mi aliento que transita a milímetros de su piel, erizando y despertando áreas adormecidas o aletargadas.
Si a usted la acomete el incontenible deseo de acariciarse y cierra los ojos, se muerde los labios, y no puede evitar dejarse llevar; son sus sensaciones que, alocadas, se han disparado debido al influjo de mis dichos. No se preocupe por el hecho, pues será tan solo un instante, preocúpese por la existencia de poder residual.

Arquetipo errante

Los tipos inquietos —tal vez por eso lo somos— andamos por el mundo buscando nuestra horma, ese formato de vida que se amolde a ese ideal que inconscientemente hemos construido. Lo hacemos muchas veces sin darnos cuenta siquiera que lo buscamos. Cambiamos el rumbo, la forma de ver las cosas, el sentido de la búsqueda, pero jamás ese objetivo deja de ser tal. Solemos saltar el paredón de las sanas costumbres, traspasar la frontera de las reglas morales, o romper el límite del buen tino con la finalidad de ver qué hay al otro lado. No lo hacemos por maldad o despropósito, sino por simple inquietud de querer saber cómo se ven las cosas desde otro ángulo: si se siente lo mismo o se perciben sensaciones diferentes que logren hacernos cambiar puntos de vista sobre determinadas cuestiones. Tal vez muchos de los inquietos moriremos en el intento de encontrar ese arquetipo que nos satisfaga, aunque al menos nos quedará ese pequeño placer de haber intentado vivir la vida de acuerdo a lo que queríamos; y en esta época de vacíos espirituales no es poca cosa tener siempre un propósito en mente.

lunes, 30 de noviembre de 2015

Guardabosque

Siempre serás mi niña, mi princesa, mi crédito.
Y seré por siempre tu cuidador.
Y montaré guardia mientras duermes.
Y te alertaré de los posibles peligros.
Y de los imposibles o supuestos también.
Y lucharé sin descanso contra lo que sea que osara siquiera pensar en hacerte daño o pretendiera molestarte.
Y los sospechosos, porque para mí lo son todos, podrán llegar a ti tan solo si pasan por sobre mi cadáver; salvo que tú concedieras el permiso, en cuyo caso con resquemor agacharé la cabeza y me retiraré. Aunque no iré muy lejos, con el suficiente recelo vigilaré desde un oculto rincón, con la presteza a punto y dispuesto a intervenir ante el menor desliz del susodicho en cuestión.

Las paralelas no se tocan

Es que el destino se ha empeñado en bifurcar nuestros derroteros sin ánimos de ofrecernos coincidencia alguna. Es que usted y yo somos como las manos de una autovía. Cuando usted viene yo voy o viceversa. Estamos tan cerca que casi podemos adivinarnos pero a la vez tan lejos que es imposible pensar en la pretensión de un roce. Nuestras únicas posibilidades de contacto radican en tratar de confluir en algún retome o rotonda, o en infringir leyes de tránsito.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Actitud

Digo y me contradigo. Me contradigo e insisto en decir. Hago y deshago. Deshago y vuelvo a hacer. Construyo y derribo. Reconstruyo. Accionares desacertados que parecen ser una constante en muchos de nosotros. ¿Se trata de una inseguridad ante el entorno, o de lo contradictorio de la condición humana que dependiendo del momento emotivo en el que se vive se está de acuerdo o no con ciertas actitudes o acciones? ¿Será que, al fin y al cabo, tejemos y destejemos como Penélope esperando una utópica señal que nos haga saber que es aceptable lo que sigue para continuar?
Como quiera que sea la actitud no es buena, ya que desnuda dependencia o condicionamientos, y una absoluta falta de seguridad en que podemos hacer bien las cosas. Debemos tener más convicción al actuar, al hacer, al decir, pues si algo podemos dar por seguro, es que no vendrá Ulises alguno a rescatarnos, eso depende exclusivamente de nosotros mismos y de la actitud que tengamos ante la vida.

Siempre una carta en la manga

Todo en mí parece ser producto de la diversidad, característica que, tal vez en lo subrepticio, he cultivado, aunque no lo sé con exactitud por lo cual no me declaro inocente ni culpable. Leo diverso y por lo tanto ningún escritor me convence en absoluto. Escribo diverso y por ende, según lo que se dice, estoy condenado al fracaso. Debería dedicarme a una especialidad, como los médicos, y profundizar en ella, tratar de ser el mejor en la opción; pero no lo haré porque amo la diversidad y moriré extraviado en alguno de sus múltiples túneles quizás sin poder vislumbrar las luces del final, aunque con el convencimiento de que es bueno tener siempre una carta guardada para sorprender al lector.

martes, 24 de noviembre de 2015

El límite de lo imaginable

Cada uno de nosotros, en su cualidad de ser pensante, suele temerle a algo, ya sea esto tangible o un ente abstracto. En general nos pasa con aquello que desconocemos o no tenemos absoluta certeza acerca de sus propósitos. A mí me ocurre que le temo al límite de lo imaginable, o más precisamente a la carencia de ese límite, aunque como ser humano sumido en la eterna contradicción, estimulo, alimento y potencio cada día ese divagar. Dicen que no es malo tener una imaginación prolífica, pero cuando uno no sabe hasta dónde puede llegar con lo que imagina entonces teme con qué encontrarse y hasta teme toparse con los inventos, con las mutaciones, con las metamorfosis, con las aberraciones que su propia imaginación elaboró. Y, ¿qué pasaría si un día de estos uno de esos productos de la imaginación se hace carne en uno mismo?

Reflejo del recuerdo

Parece no existir un escritor al que no lo haya seducido un espejo alguna vez, contándole historias, desnudándole el alma, disparándole la imaginación, o mostrándole una vida paralela o la tergiversación de la propia. A mí tan sólo me devuelve la parquedad de un rostro y lo inescrutable de una mirada, salvo las contadas excepciones en las que te reflejas en él y espantas de un sopapo la seriedad, y pintas brillo en mis pupilas, y dibujas la suavidad de un cuenco en mis labios; y mientras estés allí y seas la fiel imagen de como te recuerdo, no cerraré los ojos ni volveré la vista atrás, porque sé que al girar la frialdad de una desnuda y blanca pared me anunciará una vez más que ya no estás.

jueves, 19 de noviembre de 2015

La nena va

Con la mirada limpia, la vista al frente, sin contemplar riesgos, la nena va. 
Con la inocencia a cuestas, el corazón exultante y la mente despejada, la nena va.
Con la sonrisa pintada, el cuerpo suelto y el pelo al viento, la nena va.
Libre, displicente, confiada, sembrando sueños, aún exenta del contagio de los sucesos de la vida, la nena va.
En sus juegos solitarios suele decirle a su amiga imaginaria lo que querría ser cuando sea grande, y rumbo a ser lo que al final no querrá ser, la nena va.

La importancia de lo incierto

Ocurrió una vez que un hombre le pidió como deseo a un hechicero, ante el ofrecimiento de éste por haberle salvado la vida en circunstancias que no viene al caso mencionar, que le concediera el poder de visualizar con anticipación qué es lo que se podría encontrar como resultado de haber tomado él tal o cual decisión, cualquiera que esta fuera. Durante un lapso aceptable el hombre estuvo maravillado por el don que el chamán le había conferido, ya que nada de lo que ocurría lo tomaba por sorpresa: no tenía apuros económicos, ni carencias alimentarias, ni contratiempos sociales o familiares, ya que todo posible problema era resuelto con la antelación necesaria por el solo hecho de saber que había de suceder. Pero, con el paso del tiempo, empezó a caer en la cuenta de que en su vida nada de lo que ocurría era trascendente, que se habían perdido los matices, que faltaban condimentos, que ese gustito de no saber lo que vendría no existía; en definitiva había desaparecido la ilusión por lo incierto. Poco después murió de aburrimiento y a sabiendas de que sería de ese modo.

martes, 17 de noviembre de 2015

La conquista

Como enhiestos penes de soberbios e insensibles machos invadieron fértiles y vedadas tierras doblegando endebles resistencias sin dar siquiera un mínimo de tiempo para que entrecerraran las puertas en el vano intento de defender lo propio. Y no se detuvieron hasta saciar su hambre, rompieron todo a su paso, se adueñaron de lo ajeno, anularon ilusiones, destruyeron espíritus, e impusieron creencias; y se instalaron allí y los hicieron suyos…

Manía persecutoria

Suelo ser un paranoico persecutor de utopías, de sueños inalcanzables, de ideales confundidos con las brumas de los confines del universo. Así, voy tras el culo de bellas mujeres a las que no se lo podría tocar ni siendo el hombre invisible, o pretendo algún día no muy lejano vivir del resultado de mi pluma, o deseo que alguna editorial de elite se termine por interesar en mí. Mis metas son quiméricas y mis objetivos frágiles. Pero, mientras la ilusión camine a mi lado, iré a por ellos, pues eso es lo que me mantiene andando.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Malicia

Escribo sobre su piel desnuda con trazos sutiles, y por mandato inalienable del desparpajo de mi mente, las más depravadas intenciones…

La frecuencia de lo agradable

Cuando uno encuentra o hace algo que es placentero, anhela que eso perdure, que se mantenga latente y, sobre todo, que se repita con frecuencia. Pues es un error pensar y bregar para que este último deseo se materialice porque el tratar de entrelazar el placer con la ansiedad nunca ofrece buenos resultados. Mientras menor sea el lapso que tengamos que aguardar para volver a disfrutar de ese placer, en igual medida se reducirá el sabor del mismo. La contrapartida es valedera.  
Después de estar contigo me he dado cuenta que ha valido la pena esperar. Que tantas ganas que he juntado en mis ansias por verte, me han hecho cuidar cada detalle, lo que me ha llevado a disfrutar al máximo de tus besos, de tus abrazos y de cada trozo de tu piel.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Continúe así...

Debo reconocer que no me cuesta demasiado lograr que usted tire la casa por la ventana, que patee el tablero sin importar lo avanzado del juego, o que termine por desparramar su ropa por el piso; y si el conseguir que haga usted eso redunda en satisfacción para su cuerpo y su espíritu, y en invaluable alimento para las ansias de mi alma, no veo por qué deberíamos dejar de hacerlo…

Detrás del telón

Que se nos endurece el corazón a medida que transcurren los reveses. Que nos tornamos insensibles tras soportar cierta cantidad de desgracias. Que las esperanzas se nos diluyen luego de tantas derrotas. Que la incredulidad por la muerte cercana sólo nos embarga la primera vez. No. De ninguna manera. El que nace con sentimientos a flor de piel, puede que muchas veces no demuestre su sentir, o que los disimule debajo de una máscara de piedra, pero eso nunca hará que dejen de afectarlo. Esas sensaciones se mantendrán vivas, latentes y productivas mientras exista suficiente energía espiritual; y se sufrirá horrores por la injusticia, y la desazón calará profundo en el alma, y se llorará, siempre en silencio y sin testigos, por inmensas penas de amor. Podremos taparnos la cara con las manos como aquél niño que no quiere observar el horror que pasa ante sus ojos, pero los dedos siempre nos traicionarán, entreabriéndose.

viernes, 6 de noviembre de 2015

La atracción del allá

Si los deseos y las intenciones fueran vehículos y se pudiera trascender a través de ellos, no tenga usted ninguna duda de que iríamos a su encuentro y permaneceríamos a su lado por un eterno instante.

Rótulo

Usted podrá tacharme de insensato o respetuoso, de soberbio o humilde, de fresco o sutil, de serio o jactancioso, y hasta de osado o tímido; pero nunca podrá asignarme el rótulo de intrascendente. Porque eso sería algo así como considerar que soy un muerto en vida; que anda de acá para allá sin ton ni son, sin que alguien se dé cuenta de su presencia, que perciba su actuar u observe su transitar; como quien pasa sin dejar una mísera huella por donde camina; y yo… yo más bien trato de ser todo lo contrario.

Depositarios

¿Y si la mente es un lugar de tránsito de ideas preconcebidas que tan solo sufren la contaminación del ego? Si así fuera, tal vez la única virtud que nos podamos asignar sea la de haber hecho los méritos necesarios para que se nos confiara el salvaguardo momentáneo y el flujo de tales ideas a través de nuestra mente. Dicen los que creen saber que todo ya ha sido dicho, que lo único que varía es la forma de expresarlo; ateniéndonos a esta afirmación y tomándola como cierta, mi interrogante no parece ser tan descabellado.

martes, 3 de noviembre de 2015

Sutileza

Guíñame un ojo, mírame y hazme un movimiento de cejas. O, si el hacer alguna de estas cosas o el caminar hacia mí te genera cierto resquemor o crees que no son actitudes que debe asumir una dama, simplemente sonríe o muérdete los labios al observarme de reojo, entonces sabré que estás conmigo.

La cercanía de tu ausencia

No solo que te percibo…  a veces siento tu calor a mi lado… y te quito la poquita ropa que llevas… y acaricio la suavidad de tu piel… y hasta logro recorrer tu cuerpo con mis labios… y tus temblores y gemidos me guían…y te susurro al oído y no me contestas… y pretendo entender que disfrutas del momento y tan solo te dejas llevar… y… y… y no quiero hacerlo pero debo abrir los ojos, y cuando lo haga sé que la cruda realidad me embargará, y sin miramientos me hará saber que ya no estás…

Desfachatada

Adoro esa desfachatez que tienes de irrumpir donde se te canta y de llevarte todo por delante como si fueras la dueña del circo cuando ni siquiera sabes como te queda la nariz roja del payaso. Me maravilla tu andar desinhibido de chica sabelotodo aunque la vida aún no te ha mostrado un mísero rasguño de sus extensas garras. Me gustaría advertirte, decirte que tienes que ser más precavida, que debes controlar tus impulsos; pero sé que eres de esas personas que tiene que darse una y otra vez contra la pared hasta el cansancio para darse cuenta de que en la vida hay que andar con cuidado para que no te devore. Ya escarmentarás y yo extrañaré tu desfachatez. 

martes, 27 de octubre de 2015

Creo en lo que imagino

La riqueza interior de cada uno de nosotros está basada casi en absoluto en lo que imaginamos. Científicamente se sabe que los sucesos o acontecimientos que condicionan nuestra vida para bien o para mal representan un porcentaje mínimo respecto de todo lo que nuestra mente imagina en base a esos hechos. Ocurre algo que nos afecta de alguna manera y automáticamente comenzamos a hilvanar posibilidades, a elaborar teorías, a construir diversas formas de actuación para proceder a enfrentarlo o defendernos.
Pues ese discurrir de la mente en base a ciertos disparadores es lo que hace que la mayoría estemos convencidos de que es posible alcanzar ideales de sentimientos, de personas, de modos de vivir, de relaciones, y de mundos, entre muchas otras cosas, porque estos modelos existen o están implícitos en nuestra imaginación; y ese creer en lo que se imagina es lo que nos impulsa a seguir adelante sin pensar en que vamos al encuentro de la utopía misma.

Atracción cara pálida

Me iría a vivir a Irlanda o Escocia por el solo hecho de tener el placer de admirar todos los santos días a alguna bella pelirroja. Me genera un regocijo especial casi al límite de lo inexplicable y que termina por exacerbar mi espíritu ese contraste exultante entre el matiz fuego del cabello y la piel extremadamente blanca propiedad de tales mujeres.

Blanco y negro

Ese inexplicable atractivo de lo contradictorio.
Me cautivan sobre manera las combinaciones entre opuestos.
Un cóctel bien preparado de inocencia y perversidad puede llegar a embriagarme de placer.
La mezcla de tolerancia e injuria bien manejada puede hacer resurgir pasiones aletargadas.
Una dosis moderada de rebeldía hará estragos en la placidez de una noche de luna llena.
Un toque de malicia cada tanto es condimento indispensable para amenizar intrascendentes bienestares.

jueves, 22 de octubre de 2015

Resignado

Y bue... si sucediera que un día de estos usted se cansara de mis particularidades y me mandara a la mierda; pues ese será un triste día sin duda alguna, pero no será más que otro de los que trataré de superar con la ayuda de la ocurrencia del tiempo y el archivo en las celdas del olvido; así como he tratado de superar todos aquellos tristes días de mi vida sin obtener demasiado éxito hasta el momento.

martes, 20 de octubre de 2015

El último golpe

Para él fue un golpe más, uno leve, sin demasiada importancia, que ni siquiera lo llevó a pensar que acarrearía consecuencias o que podría cambiar algo. Había habido peores e incluso palizas de esas que amansan, y ella nunca había reaccionado ni decidido hacer nada al respecto.
En cambio para ella fue el último, el que acabaría con la irrelevancia de su proceder y daría fin a su vida sumisa, para dar comienzo a otra, muy incierta seguramente, pero bajo el dominio de su voluntad y sin lugar para las agresiones ni las imposiciones de los demás. Esa cachetada fue el golpe que obligó a su mente a decir: “Basta, ya ha sido suficiente, no debes soportarlo más”
El sonido producido por el golpe del bate de béisbol al dar sobre la nuca del hombre se escuchó apagado, tal vez más apagado aún que el ruido de su cuerpo al caer fláccido sobre el piso de madera de la humilde casilla. Los pasos que se oyeron en retirada un rato después también eran calmos y livianos, como liberados de carga.

Dulce borrachera

Me seduce y me subyuga que usted se abra de cuerpo y alma como aquella flor lo hace a la salida del sol. Sólo haría falta que yo simulara los cálidos rayos y me inmiscuya subrepticiamente por entre sus ofrecidos pétalos para terminar por embriagarme con el néctar de su pasión.

Sugerencia versus obviedad

La leve percepción de un pezón erecto bajo la fina tela de la remera de una chica generará en un hombre inenarrables sensaciones, disparará sus sentidos, y suscitará fantasías en infinita mayor medida que si estuviera viendo el cuerpo completamente desnudo de la misma mujer.
El hacerle una observación sutil acerca de las supuestas virtudes interiores siempre tendrá más efecto que un comentario descarado y directo sobre los reales atributos de la dama que tengamos enfrente.
La mente está tan acostumbrada a la obviedad, a las generalidades y a las groserías que ya no logran sorprenderla. En cambio, se rendirá y se pondrá de rodillas ante lo distinto, ante lo seductor de lo sutil y lo misterioso del supuesto por más efímero que esto parezca.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Inevitable decantar

Poco a poco te has ido yendo como el color de las cosas viejas.
Poco a poco te has diluido como la pasión con el tiempo.
Poco a poco has desaparecido como la polvareda con el viento.
Poco a poco te has borroneado como la ansiedad al paso de los años.
Poco a poco me has ido ladeando de tu vida como el reloj descarta las horas del día a sabiendas que se acabarán y que jamás habrá una vuelta atrás.

jueves, 8 de octubre de 2015

Respuestas nocturnas

Seguro les ha pasado más de una vez que han despertado a mitad de la noche, o han recibido a un nuevo día, con la respuesta a esa pregunta que los tuvo en vilo durante semanas. Y además, envueltos en el regocijo del hallazgo, jamás se preguntaron por qué siempre aparece esa respuesta cuando menos la buscaban. Tal vez no llegue a ser relevante el asunto, pero sin duda llama un tanto la atención. ¿Qué es lo que hace que encontremos las respuestas cuando dejamos de buscarlas? ¿Es la tensión de la mente que se libera y por ende al descansar se potencia y ve las cosas de un modo más analítico? ¿O existe algo más allá de nuestros alcances comprensibles que nos ayuda a encontrar a través de señales lo que inconscientemente continuamos buscando? ¿Seguimos teniendo la potestad absoluta sobre nuestra mente cuando dormimos?
¡Qué preguntas! Mejor me voy a dormir, con suerte tal vez al amanecer me encuentre con alguna respuesta o una señal al menos que me indique cómo llegar a ellas…

Juro que la conocía

Me la encontré en la terminal de ómnibus, o mejor dicho ella me encontró, aunque no me buscara, pues yo esperaba cuando llegó y me saludó como si me conociera. Arribó el colectivo y subimos. La casualidad hizo que le hubieran vendido el asiento junto al mío, o a mí el que estaba al lado del de ella; ¡qué caso tiene, da lo mismo! Viajaban cinco personas en un coche de sesenta y el tipo de la ventanilla me había vendido el asiento junto al de ella, era algo llamativo, sin duda.
—Creo que este es el mío— le dije, al acomodarme a su lado. Pelotuda observación, dirán ustedes, aunque en mi defensa debo alegar que para ese momento yo ya estaba bastante dado vuelta,  un poco por su belleza y mucho más porque hacía diez minutos que trataba de ubicar a la chica en algún contexto, sin poder lograrlo.
—Así parece— respondió, con una amplia sonrisa.
Tiré un par de bromas a las que ella me siguió con absoluta prestancia acerca de una doña que se cambió de lugar media docena de veces, hasta que logró sentarse al lado de otra señora, consiguiendo su propósito de conversar con alguien durante el trayecto entre ciudades.
Toda vez que pude la observé de reojo, me resultaban muy familiares: su cara, su porte, su voz, su sonrisa, sus manos, sus piernas.
Nos despedimos con un saludo afectuoso propio de conocidos al llegar a mi destino que no era el de ella. Juro que la conocía aunque nunca la había visto antes.
Mientras camino hacia el trabajo acompañado de su recuerdo, me pregunto: ¿No se me habrá escapado un personaje de alguna narración?