martes, 24 de noviembre de 2015

Reflejo del recuerdo

Parece no existir un escritor al que no lo haya seducido un espejo alguna vez, contándole historias, desnudándole el alma, disparándole la imaginación, o mostrándole una vida paralela o la tergiversación de la propia. A mí tan sólo me devuelve la parquedad de un rostro y lo inescrutable de una mirada, salvo las contadas excepciones en las que te reflejas en él y espantas de un sopapo la seriedad, y pintas brillo en mis pupilas, y dibujas la suavidad de un cuenco en mis labios; y mientras estés allí y seas la fiel imagen de como te recuerdo, no cerraré los ojos ni volveré la vista atrás, porque sé que al girar la frialdad de una desnuda y blanca pared me anunciará una vez más que ya no estás.

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