miércoles, 23 de mayo de 2018

Fiel cancerbero

Velaré tus sueños para que nadie los perturbe.
Cuidaré tus tesoros y los multiplicaré.
Atenuaré tus sobresaltos y los transformaré en ilusiones.
Destrozaré tus miedos, jamás te harán lo que a mí.
Abrigaré tus fríos cual dragón de las nieves.
Disimularé los ruidos y te acompañaré en los silencios.
Abriré el manto de tus neblinas con rayos multicolores.
Despejaré tus dudas y plantaré una infinidad de certezas.
Y cuando ya no necesites de mí volaré lejos, aunque no tanto más allá de dónde pueda escuchar tu llamado en invocación de mi presencia.

martes, 15 de mayo de 2018

Solitario

He aprendido a andar solo, virtud que tarde o temprano deberé aplicar. Es que, al fin y al cabo, es así como venimos y como nos vamos. He buscado con suma insistencia y mirada versátil el alma que trate de comprender mi manera de ser, que no se adelante a mis intenciones ni retrase su proceder por mí, la que se pueda elevar sin esfuerzo junto a mí y se deje caer conmigo sin temores, la que fluctúe con mis fluctuaciones, la que camine a mi lado, o dentro de mí si es su deseo, pues el mío siempre será acompañarla o acogerla.
Me está llevando tanto tiempo la búsqueda, que en esa infructuosidad suele invadirme cierto temor, como que me han sobrepasado las dudas acerca de no saber qué hacer si al fin la encuentro.
Una voz pastosa, calma y muy segura, que parece emanar desde lo más profundo de mi ser, me susurra al oído: tan sólo confía y déjate llevar.

Debo admiración:

A la creencia de los inocentes
A la versatilidad de las mujeres
Al ímpetu de la juventud
A la tolerancia de las madres
A la determinación de los idealistas
A la perseverancia del creyente
A la parsimonia del mendigo
A la convicción del solitario
A la paciencia de los carenciados
A la entereza de los jubilados
A la resignación de los clérigos 
A la voluntad de los laburantes

martes, 8 de mayo de 2018

Desatino


He cometido un error que me ha pasado factura desde el mismo momento de su ocurrencia, y por el cual deberé pagar tributo el resto de mi vida; me he enamorado de usted, es mi deber reconocerlo. En mi defensa podría alegar que esa jamás fue mi intención, que ocurrió como ocurre un imprevisto, sin aviso previo, sin programación, sin que pueda yo percibirlo o esperarlo de alguna manera. Es que esos ojos, esos labios, esa voz, el insinuar de su cuerpo, la elocuencia de su mirada, el ingenio de su parafrasear, todo ese conglomerado de virtudes y bellezas ha terminado por llenar cada resquicio del ideal de mujer que sin saber tenía yo grabado en algún rincón de mi ser. El único problema es que… que usted sólo existe en mis sueños.