lunes, 30 de noviembre de 2015

Las paralelas no se tocan

Es que el destino se ha empeñado en bifurcar nuestros derroteros sin ánimos de ofrecernos coincidencia alguna. Es que usted y yo somos como las manos de una autovía. Cuando usted viene yo voy o viceversa. Estamos tan cerca que casi podemos adivinarnos pero a la vez tan lejos que es imposible pensar en la pretensión de un roce. Nuestras únicas posibilidades de contacto radican en tratar de confluir en algún retome o rotonda, o en infringir leyes de tránsito.

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