miércoles, 31 de enero de 2018

Incorregibles


¿Cuántas veces te detuviste en tu trajinar diario, te sentaste, te dedicaste a perder la vista en la distancia y a pensar. Y en ese trance anhelaste fervientemente estar viviendo otra vida, que no tienes ni la más mínima idea de cómo podría ser, pero sí crees tener la certeza de que bastaría con que fuera diferente a la que transitas?
La inconformidad en los momentos plácidos y el fijarse un propósito por el que andar, son características intrínsecas del ser humano que desnudan su imperfección como tal. A objetivo alcanzado propósito renovado pareciera ser el lema que lo grafica. Somos hijos del rigor de nuestras propias exigencias.

martes, 16 de enero de 2018

Inseguridad

Y acá ando, haciendo equilibrio, balanceándome, deslizándome paso a paso con extremo cuidado y sin disfrute alguno, sobre la delgada línea que mantiene la estabilidad del momento. No soy cara y no soy ceca. Me sostengo sobre el canto de una moneda que se bambolea y no deja de girar sobre sí, que no termina de decidirse hacia qué lado va a caer. Suelo quedar bien parado después de cada desafío aunque a veces desee que la suerte me saque el cuerpo sólo para saber qué se siente. Y así, sobreviviendo a caídas sigo, agarrado a mi buena estrella, la Diosa que me mantiene a flote e impide que me ahogue, la misma que se ocupa de echarme el ancla para que no pueda volar en la búsqueda de vivir otras experiencias.
¿Existe la caprichosa Fortuna que nos sostiene, nos impulsa  y nos retiene, o se trata de excusas sin fundamento con las que tratamos de disfrazar la propia cobardía que nos produce el no animarnos a correr para levantar vuelo?

jueves, 11 de enero de 2018

Una noche oscura

Sí, tan sólo una noche oscura quisiera se me brinde, una larga noche que fuera tan oscura que no tendría la necesidad de abrir los ojos, pues de nada serviría. Una noche oscura para caminar sin ver, para saber qué se siente al depender exclusivamente de los demás sentidos, para conocer el riesgo, para llenarme de temblores, para embriagarme de adrenalina, para extraviar tu silueta entre la inmensidad de las sombras. Una noche oscura para buscarte entre la multitud irreconocible de las cosas con la única guía del perfume de tu cuerpo, para cansarme de rastrearte aunque sin desesperar debido a la certeza dada por la atracción que nos imanta. Y al encontrarte, otra noche oscura y larga quisiera se me brinde para recorrer con la yema de mis dedos esas curvas conocidas sin temor alguno a que me alcance el influjo del hastío, para saborear con el mayor de los deleites tus labios tórridos y todos esos recovecos en los que me pierdo y que me pierden. Una noche oscura para confirmar que, aunque fuera noche o fuera día, me maree tu mirada o me perfore el alma el estigma de tu embrujo, siempre te elegiría. 

sábado, 6 de enero de 2018

Andar de la mano

Caminar sólo no es difícil, difícil es ofrecer la mano o tomar la que se extiende y dejarse llevar, confiar ciegamente para, juntos, evadirse de la realidad y abstraerse del entorno.
Volar en soledad no es difícil, lo difícil es compartir el mismo vuelo donde el planeo sincronizado depende de la perfecta sintonía entre un pensar y otro.
Soñar estados ideales tampoco es difícil, lo difícil es concretar en conjunto, hacer realidad esas ilusiones mutuas, de manera de acercar la realidad a esa idealidad soñada.

miércoles, 3 de enero de 2018

La hecatombe de los arquetipos

Todo estado ideal comienza a derrumbarse con la duda. La solvencia. La certeza. La confianza. La plenitud. La perfección. La belleza. Todos se precipitan, se tambalean o se reducen a cenizas cuando se deposita sobre ellos una mínima partícula de duda, porque esta vacilación aunque sea ínfima tiene un peso inconmensurable y se reproduce con una potencialidad digna de asombro. Aunque la mayoría salta a la luz por declive, inercia o por propio peso específico, existen quienes se ocupan de esparcir dudas, por ende hasta el más acérrimo defensor o pretendiente de la idealidad está proclive a sufrir sus consecuencias, así sean viles mentiras cruelmente sembradas con el sólo objeto de hacer daño.

Se dice de mí... (con el permiso de Tita)

Que soy un auténtico cabrón.
Que me llevo el mundo por delante,
con suma altanería y carencia de razón.

Que soy el mismísimo Don Juan.
Que toda mujer a la que miro y  le sonrío,
termina entrelazada conmigo en el diván.

Que han estado tantas damas en mi compañía.
Que llevo registro fotográfico con el nombre,
para no olvidar y acostarme de nuevo con la tía.

Se tejen múltiples engaños y calumnias sobre mí,
mas si tanto me desprecian y aborrecen,
no encuentro el sentido de que se ocupen de este gil.

¿No será que los pelotudos gilipollas
en el fondo lo que sienten es envidia
y por tal razón es que me embrollan?

¿O tal vez, los necios intolerantes altaneros inseguros,
al no saber cómo actuar ante la probada rectitud,
sacan a relucir sus caretas de hombres puros?