viernes, 25 de diciembre de 2015

Enfermo

Siento celos de la brisa que levanta tu falda y dudo del maldito viento que la provoca.
Siento celos de las baldosas y las alfombras que espían tu intimidad en la cadencia de tu caminar.
Siento celos hasta de la mirada de los perros callejeros que te observan fijo y suplicantes al pasar.
Siento celos del agua que corre por tu piel cuando te bañas, y me es imposible no asignarle dobles intenciones.
Siento celos del roce de las sábanas en tus pezones y de su entrelazado con tus piernas.
Siento celos de tu mano que se desliza y va al encuentro de lo más profundo de tus deseos en la búsqueda de placer.
Siento celos de mis ojos que te miran con lascivia cuando deberían hacerlo con pureza.
Siento celos de mis pensamientos y su egoísmo de pensarte que únicamente muerta serías absolutamente mía.

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