viernes, 23 de diciembre de 2016

Contradicción

Ella me dirigió una mirada cargada de inocente malicia que logró que me aislara del mundo exterior, que me abstrajera de todo lo que me rodeaba para prestarle absoluta atención. Sabíamos que nos estábamos portando mal pero se sentía tan bien.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Alas rotas

Mi imaginación no vuela sola, vuelo con ella, y tú siempre te incorporas a nuestro vuelo. Y volamos juntos: tu imaginación y la mía, tu ser y mi ser. Y en ese placentero discurrir no existe alguien, razón valedera o intromisión alguna que sea capaz de dividirnos o detenernos. Y así, dichosos y altaneros, volamos juntos hasta estrellarnos contra la realidad que nos separa.

Vitalidad

Coqueteo día a día con la confusión, flirteo con la perplejidad, incentivo el aflorar de vanidades y despropósitos, y no puedo asegurar que todo eso me disguste. Oscilo permanentemente entre el juego de la seducción, la pedantería y la arrogancia, y me divierto con ello. Necesito sentir esa parafernalia que ofrece la inseguridad brindada por el devenir de los sucesos para mantenerme vivo. Mientras haya un desenlace pendiente estaré en el paroxismo de la vitalidad. Me molesta demasiado la permanencia lineal de emociones, principal creadora de muertos en vida. No quiero ser uno de ellos.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Rebautizo

Utopía deberías llamarte porque después de mucho tentarme para luego tomar distancia dejas que al fin me acerque, que te abrace, que te acaricie, que me confunda contigo en tus besos, aunque jamás me permitirás que te haga el amor.

Bosquejo

Fiel compañera de mis días ausentes e incondicional amante de mis noches tórridas de sexo y lujuria. Me invocas y soy el diseñador oficial del boceto de tus sonrisas, el resaltador indeleble del profundo recorrido de tus curvas, el sombreador encubierto de tus contornos al trasluz. Soy el pintor de tus encantos y tú, la delineadora de la inseguridad de mis trazos.

Transparencia

No existe ningún secreto, tampoco cierta magia, ni siquiera el ejercicio de algún misterioso poderío o predominio astrológico sobre mí; tan sólo se trata de que contigo puedo ser yo.

sábado, 19 de noviembre de 2016

Momentos

Detenerse a contemplar una puesta de sol. Levantarse temprano y ver el amanecer de un nuevo día. Mirar el reloj, entornar la vista y contar el tic tac durante sesenta segundos para luego volver a mirarlo y comprobar que transcurrió exactamente un minuto. Oír la mansedumbre de la lluvia golpear el techo sabiendo que te puedes quedar acostado un rato más. Sentarte y al fin poder asentar esa idea que te estuvo rondando, con serio peligro de extravío, durante todo el día. Recibir una respuesta afirmativa a aquella propuesta que realizaste sin convicción alguna. Observar tu silueta a contraluz y no terminar de creer que has sido parte de esa maravilla.

Convicción

Pasarán miles de nubes y traicioneras tempestades, circularán tantos soles y lunas como sea necesario, caerá una infinidad de hojas y migrarán cientos de aves, se alternarán calores abrasadores y penetrantes fríos, aviones y trenes gastarán en idas y vueltas sus intrincadas vías, gobiernos, políticas y modas se sucederán y terminarán siendo parte de la historia; transcurrirá, impertérrita y átona, la vida ante mi presencia pero no me moveré ni un ápice de acá, pues sé que este es el único lugar donde tú me puedes encontrar si decidieras al fin venir a buscarme.

sábado, 5 de noviembre de 2016

Abortos

¿Se vive en la intrascendencia o es vida que transcurre en pérdida?
¿Son amarguras que empeñan la vida o la vida invertida en penas?
¿Es la viveza del oportunista o la oportunidad que tienta al vivo?
¿Resignación vital a la espera de la muerte o vivir con esperanzas olvidándose del obvio final?
¿Es sangre que se lleva vida o vida que se va en sangre?

Me acompañas...

Es que das una mínima muestra de tu presencia y la dura realidad se dirige al andén de la estación del último tren, y se sube y se esfuma como producto de la magia de tu encanto. Es que tú sabes cómo acompañar, entiendes que no es ir tras de, ni tampoco caminar bajo su sombra o girar a su alrededor. Acompañar para ti es tener a la otra parte siempre presente, ya sea en el pensamiento o la invocación, en el sueño o el deseo, en la necesidad o el silencio, en la presencia o la oscuridad. Sé que me piensas y me encantaría acompañarte, e incluso hasta iría tras de ti. 

martes, 1 de noviembre de 2016

Preocupación

Si la felicidad es una sucesión de momentos satisfactorios pues a ratos he sido feliz. Si la desdicha es una continuidad de tristezas o malos aconteceres entonces fui desdichado por tales lapsos. Ahora, no es eso lo que más me molesta, lo que realmente me preocupa es la intrascendencia en la que suelo estar perdido todo el resto del tiempo.

martes, 25 de octubre de 2016

Volver a sentirse viva

Caminaba bajo la intensa lluvia con paso que sin llegar a ser cansino tampoco era apresurado como si el mojarse o el resquebrajar de los rayos no la afectaran, como si en realidad nada de lo que ocurriera durante esa inclemente tarde de primavera le importara más que sus pensamientos. Su cara suave, redonda y pecosa, matizada por un par de mechones que caían rebeldes cubriendo sus sienes, desnudaba una edad cercana a la cuarentena y no mostraba a simple vista atisbos de algún sufrimiento. La frente despejada, la mirada limpia, la ausencia de arrugas en el ceño, y la sonrisa estampada en los labios denotaban ese estado, aunque tal vez la confrontación de pasiones iría por dentro, ¿quién más que ella podría saberlo? Sus pasos por más que no tuvieran prisa, sí eran resueltos como si la llevaran de la mano de la seguridad hacia donde quería ir, ¿o la traerían de regreso después de haber cumplido con algún menester prefijado? Llegó hasta una intrascendente casita, de esas construidas en serie como la mayoría de esa zona del pueblo, a la que lo único que parecía diferenciarla de las demás era una larga y alta ligustrina que cubría gran parte del frente como queriendo resguardar cierto misterio. Entró luego de dejar los zapatos, empapados y chorreando barro, a un lado de la puerta. Caminaba en puntas de pie, intentando no humedecer demasiado el piso tal vez, cosa imposible ya que iba dejando un reguero de agua tras de sí. Se dirigió al baño. Se sacó la ropa, abrió la canilla de agua fría y sin más se introdujo debajo de la ducha. Recién en ese preciso instante se pudo apreciar en ella algún atisbo de la variación de sensaciones. Como que recién en ese momento ocurrió algo que la sacó por unos segundos del estado de satisfacción en el que había permanecido sumergida. Es que el choque del agua fría con el cuerpo aún caliente a pesar de haberse empapado con la lluvia, dio como resultado la aparición de la clásica piel de gallina y la dureza en la erección de los pezones, haciendo que se encogiera involuntariamente producto de un espontáneo estremecimiento. Tan solo eso, una vez superado el momento dejó que corriera el agua desde su cabello caoba hacia su aún atrayente cuerpo, de líneas suaves solo perturbadas por atisbos en el vientre denotados por algún leve pliegue y estrías debido a la existencia de tal vez un par de embarazos. Terminó de bañarse, tomó una toalla y se secó el pelo. Luego envolvió su cuerpo con ella. Salió del pequeño reducto de la ducha y se dirigió al lavabo o más precisamente hacia el espejo que estaba ubicado encima de él. Le pasó el revés de la mano para quitar lo empañado y se observó por un largo momento. Le gustó lo que vio. Ese brillo que había aparecido en su mirada, que hacía tanto tiempo no veía, dejaba a las claras que no se había equivocado. Sonrió con la sonrisa maliciosa de quién recuerda alguna falta placentera o una picardía. Salió del baño y se tiró de espalda encima de la cama matrimonial no poniendo el más mínimo reparo en que la imprudente toalla era poco lo que cubría. No tenía recuerdos de la última vez que había sentido en carne propia las agradables sensaciones que hoy había vuelto a sentir. E incluso había experimentado otras nuevas, gratísimas, que no sabía siquiera que podían existir y que aún al recordarlas, allí tirada encima de la cama, hacían que juntara las piernas y se estremeciera de placer. Sensaciones que, indefectiblemente, la volvieron a hacer sentir viva, que le hicieron saber que no era ese objeto inanimado sumergido en la intrascendencia diaria y la insensibilidad propia del mundo del consumismo que creía ser. Volvió a sentirse mujer. Mujer deseada y apreciada. Y así se durmió: desnuda, sonriente, con el grato sabor de haberse dado un gusto que se debía; agradecida a sí misma por haber seguido al pie de la letra el mandato de su percepción, y con la inconfundible certeza de haber hecho lo que debió hacer hace mucho tiempo.

jueves, 13 de octubre de 2016

S. O. S.

Por más pedidos de auxilio que emitas, aunque se lo supliques en los más diversos idiomas, así te desgarres en gritos desaforados o en lamentos ahogados; él no te escuchará si no quiere escucharte, si no existe un mínimo de correspondencia para contigo que lo incentive a prestarte atención. Si no siente algo por ti no captará el mensaje por más que se lo pintes con letras de sangre delante de sus ojos.

Conspiración

Los malestares se atenúan, las presiones decrecen, las cargas se llevan con admirable soltura, las obligaciones no se perciben como tales, se sucede la ocurrencia de hechos gratificantes, la sonrisa otrora menguante se dibuja en permanente concavidad; la vida toda pareciera cobrar sentido cuando alguien te hace saber que te quiere.
Ahora, cuando esto no ocurre es la incertidumbre misma la que carcome poco a poco para que todo conspire en la concatenación de pálidos e irrelevantes aconteceres. 

Crimen y castigo

Como la frivolidad que deja mal herido al incorregible perverso, como la culpa que consume al eterno pecador, como el deseo que carcome poco a poco al abstinente, o como la voz de la conciencia que martiriza al homicida; la imposibilidad de amar es el castigo devuelto al reincidente e insidioso amante.

jueves, 6 de octubre de 2016

Gatúbela y el oso

Las fiestas de disfraces tienen ese algo de misterioso, esa cuota de indescifrable, esa carencia de predisposición para llevar adelante ideas prefijadas; tal vez por ese no saber con certeza acerca de con qué o a quién te vas a encontrar y cómo actuarás bajo los efectos de la liberación que ofrece el estar oculto detrás de una máscara o un antifaz. Es como que al estar sumergido en el anonimato uno se animara a ser lo que muy en el fondo desea ser, por más contradictorio a la luz del mundo que esto parezca. Estas reuniones no son jodas habituales ya que vas con la idea incierta de proceder y hacer cosas que en las citas normales a cara descubierta jamás harías, como relacionarse, y hasta intimar, con gente que no conoces y tal vez nunca conocerás. Si todo esto puede ocurrir en una pequeña fiesta de disfraces privada cuyos invitados son una minoría, imagínense ustedes de la manera en que se potencian o se multiplican todas esas sensaciones raras o diferentes cuando la fiesta es pública, y puede concurrir todo aquel que lo desee, siempre que pague el correspondiente pase. Pues una fiesta de este tipo se celebra cada año en la ciudad de Paraná, y es un suceso que en ciertos aspectos ha logrado trascendencia nacional.
A Sofía Pena, sus amigas, repetidas concurrentes, le habían hablado maravillas acerca de la fiesta, aunque ella nunca se había enganchado demasiado con la idea de ir, no porque no le gustara o no le generara cierta intriga, sino porque la entrada tenía un costo elevado y además había que contar con otro tanto para los pasajes del colectivo y otros gastos, ya que vivían en una ciudad a unos doscientos kilómetros de Paraná; y ella, midiéndose, llegaba ajustadamente a fin de mes con lo que ganaba en su trabajo de medio turno en una panadería, pagándose el departamento y los estudios de asistente social; consecuencia directa de ser independiente a los veinte.
Pero, ese engañoso gustito por hacer algo diferente más el constante meter púa de sus amigas, hicieron que esta vez ahorrara unos pesos y se decidiera a ir con ellas, hasta la entrada por supuesto, después cada una a lo suyo, así estaba pactado, cosa que a Sofía no le gustaba demasiado, pero bueno, formaba parte del clima propio de la fiesta. Como pudo se fue abriendo paso entre la multitud hasta llegar a una barra y pidió un Fernet con cola. Con iguales dificultades se retiró y desde un lugar un tanto discreto, por llamarlo de algún modo, con la espalda apoyada en una columna para evitar posibles choques o mandadas de mano, se dedicó a observar los comportamientos, mientras en su cabeza se disputaban el liderazgo un par de disyuntivas. Por un lado el precavido “qué hago acá” y por el otro el “déjate llevar” y su creciente predisposición a divertirse sin pensar en nada más.
Era digna de admiración la cantidad y calidad de los disfraces, no existía personaje de Disney que no estuviera retratado en algún concurrente. Ciertos directores de Hollywood, sobre todo aquellos realizadores de películas de terror, hubieran observado con muy buenos ojos las caracterizaciones de muchos de los personajes allí reunidos, que se paseaban caminando, chocándose, golpeándose, bamboleándose o riéndose a carcajadas. Sin duda que era una reunión muy propicia para quien quisiera retratar el grado de estupidez que suele alcanzar a veces el ser humano a pesar de las ventajas que ofrece la razonabilidad. Si había algo que era común a todos, eso era la sumisión absoluta ante lo embriagante del clima de la fiesta. Y otra cosa que los unía era el infaltable vaso de bebida en la mano. Lo que no se observaba a simple vista y que seguramente era moneda corriente era el transitar de alguna que otra sustancia incentivadora de estados mentales volátiles.
Tuvo la virtud de cortar su divagar una voz pausada y segura que provenía de las fauces entreabiertas de un gran oso pardo situado a su derecha.
—¿Está indecisa la gatita? ¿Su primera vez por acá?
Después de la sorpresa inicial que le produjo la cercanía del hablante, sonrió divertida, si la hubieran llamado así en cualquier otro lugar que no fuera ese, habría respondido con una soberana cachetada, pero visto que no le había quedado más remedio que deslizarse en el interior del ajustado traje de Gatúbela, debido a la casi carencia de disfraces a la altura de la fecha en que había decidido concurrir, lo dicho por el animal tenía su real asidero.
—Aja. Aún no muy convencida de haber hecho bien al venir…
Percibió más que vio, por la expresión de sus ojos, la sonrisa que había dibujado el oso en la profundidad de sus fauces.
—Vení conmigo, que te voy a mostrar cómo funciona todo esto, no tengas miedo—. Le dijo, a la vez que la agarraba de la mano y con decisión la llevaba abriéndose paso por entre la multitud que invadía a reventar el predio; ya se sabe que cuando uno está indeciso la mejor arma que puede utilizar quien desea ejercer poder sobre nosotros es la seguridad y eso era precisamente lo que emanaba del tipo oculto en el interior del oso. A ella le resultaba ridícula la situación, definitivamente quedaba fuera de lugar o totalmente impropio pensar a la Gatúbela de ciudad Gótica que tuviera un mínimo de contacto con un oso propio de los grandes bosques. En fin, la fiesta en sí estaba plagada de despropósitos, de ridiculeces, así que de momento se dejó llevar por el decir y el proceder del simpático oso.
Y conversando entre copas que van y copas que vienen, sumado al efecto de algún estimulante, que en conjunto lograron que ella no pudiera determinar qué era lo que convenía, unas horas después, confundidos entre las sombras de unos arbustos, la gatita se aprovechó del oso, o este logró que la seductora Gatúbela le hiciera los favores. ¿Qué importa quién llevó a quién o si fueron juntos? El caso es que hicieron el amor sin saber quién ocupaba cada uno de los disfraces. He aquí lo profano, morboso, prohibido, y por consiguiente atractivo de la fiesta en sí.
Lo cierto es que, Sofía Pena, al otro día a las cuatro de la tarde, cuando al fin pudo despertar con una resaca de la puta madre, con las sienes que le punzaban y la cabeza que la amenazaba con una próxima explosión, nunca entendió cómo había viajado y llegado a su departamento. Sus recuerdos morían bailando con movimientos sensuales en el medio de la multitud, exultante, mostrando sus hermosas curvas acentuadas por el disfraz que le calzaba de maravillas, siempre acompañada por aquel oso pardo de andar pausado, calmo, tan contradictorio al de ella. Y ahora se agarraba la cabeza con las manos, pero no porque le doliera, bueno en parte sí, pero su mayor preocupación pasaba por la actitud que había tenido, que ahora consideraba deplorable. ¿Cómo era posible que ella, una chica centrada y muy consciente de los riesgos, se hubiera dejado llevar por alguien que no conocía y de quién ni siquiera sabía el nombre? ¿Qué había terminado haciendo? ¿Cómo era posible que no lo recordara? Instintivamente se llevó la mano a la entrepierna como si eso fuera a darle a entender si había o no sobrepasado los límites; y entonces se dio cuenta que ya no tenía el traje, que alguien se lo había sacado, ¿quién? ¿cuándo? ¿dónde? ¿para qué? No recordaba nada y mucho menos entendía y se odió por su actitud.
Tres meses después lo entendía aún menos y se odiaba un tanto más.
Luego de nueve meses seguía sin entender, aunque el odio ya se había atenuado para transformarse en amor, en amor hacia la personita que había traído al mundo: aquella preciosidad a la que tal vez nunca diría que era hija de un oso pardo.

viernes, 30 de septiembre de 2016

Sin ocurrencias

¿Qué extraños fantasmas ejercen su dominio sobre nosotros que tenemos casi la absoluta necesidad de escuchar algún tipo de sonido invadiendo nuestro ámbito de acción? ¿Por qué razón nos cuesta tanto guardar el silencio necesario que nos permita alternar con nuestros pensamientos? ¿Será que cada vez le tememos más al tormento del propio pensar, o es miedo a la osadía de elaborar conclusiones desatinadas, contaminadas o perversas que luego no podremos aceptar como nuestras?
Se conoce que las ideas productivas son consecuencia del trabajo de mentes calmas, sosegadas, en armonía con su entorno. Se vuelve poco menos que imposible generar algo rescatable cuando la atmósfera no se presta.
¡Ustedes tienen cada ocurrencia! Solían decirnos los mayores no hace demasiado tiempo. Ocurrencia: acción que en estos días que vivimos corre serio peligro de extinción. 

jueves, 22 de septiembre de 2016

Verdad a oscuras

Mientras haya claridad que ilumine su cara, el hombre soportará estoico el malestar que lo embarga y poco a poco lo carcome. En cuanto las penumbras escondan su humanidad, su rostro se estirará, y en silencio derramará lágrimas que nadie verá; aunque no por eso resultarán menos reales o sentidas. Lágrimas por discrepancias que no entiende, por actuares que no comprende, por penas que se han hecho parte del alma y de la carne.
Y al levantarse volverá a pintar su mejor sonrisa, la que durará todo el día para extinguirse al mismo tiempo que se apague la luz. 

Distinción

Intentó ser diferente, pero la igualdad mundana lo absorbió, fue devorado por la generalidad, y no tuvo más remedio que caminar a la par de los demás. Nunca pudo aceptar la sencilla e irremediable verdad de ser nada más que un símil de la mayoría. Esa permanente negativa a parecerse hizo que la depresión lo atrajera, que se hiciera parte de él, y lo terminara por depositar allá dónde paradójicamente no se hace distinción alguna entre unos y otros.

Vuelo rasante

Lo ilusorio de la perspectiva nos muestra a través de la lejanía la unión de dos caminos paralelos que nos consta que jamás se tocarán. De igual manera actúan las ilusiones creando un mundo imaginario que se desliza equidistante a nuestra realidad haciéndonos creer que algún día podrán fusionarse de alguna manera para así lograr la tan ansiada plenitud. Mientras más estrecha sea la distancia entre ambos o menos quiméricos sean los sueños más cerca estaremos de lo que ansiamos y puede que logremos disfrutar en la medida justa de lo que tenemos. No es malo tener sueños, nunca lo es, pero sí creo que deberíamos tener sueños de vuelo rasante, que viajen fuera del alcance del radar de la improbabilidad; sueños que sean factibles de alcanzar en un plazo razonable y con un esfuerzo que no nos lleve la vida. En resumen, tratemos de hacer posible la ilusión de la perspectiva.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Elección

No fue su intención ocupar ese lugar, más bien lo puso allí la ingratitud de la vida aunque él jamás se quejó. Las cosas siempre pasan por algo, solía decir. Derrochaba energía ante los demás en tanto que en soledad y por dentro poco a poco moría. Descartó la caridad de una docena de samaritanos para rodearse de igual cantidad de perros vagabundos que escuchaban sus excelsas historias y dividían su escasa comida. Mientras tuvo lucidez tuvo orgullo. Fue corajudo a su criterio, al de los demás casi un idiota y también un loco de atar. Una sonrisa dolorosa con tintes de mueca coronó su final. Tal vez con el último aliento aún pensó que se había salido con la suya, que había hecho lo que quería. Pudo haber vivido mucho más y mejor pero él eligió hacerlo así.

La salida del laberinto

¿Por qué me haces creer que la devolución del admirador es vital alimento para el artista cuando tan sólo debería bastar con su convencimiento? ¿Qué parentesco tienes tú con la inseguridad? ¿Acaso eres su amante furtiva y te confabulas con ella en el  arraigado de ideas enrevesadas e interrogantes existenciales?
Cruel y cizañera incertidumbre que hace tiempo me tienes extraviado en tus laberintos, te incito a que abandones la vileza de tus designios y me muestres la luz de la alternativa o un mínimo reflejo que me incentive a caminar hacia la claridad. Hazlo ya. 

sábado, 2 de julio de 2016

Punto en común

Cuantas veces provistos de nuestro brillo supimos encandilar y opacar a quien osara ponerse delante.
Otras tantas veces terminamos nublados por lo gris de las circunstancias, y sumergidos en la intrascendencia fuimos irrelevantes.
Y a veces nos ganó la noche y la oscuridad y sus caprichos inmiscuyéndose hicieron que no nos pudiéramos ver tal como éramos.
Ahora, si hubo algo común en cada una de las etapas eso es que nunca dejamos de querernos.

Causa y efecto

Alimenta parásitos y jamás te los sacarás de encima.
Cría dependientes y serás esclavo de ellos por el resto de tu vida.
Alienta falsas esperanzas y terminarás siendo presa de la culpa.
Vive pensando en los demás y perderás la mayor parte de tu valor.
Deja ser a los otros y podrás ser tú mismo viviendo bajo el incomparable influjo de la libertad.

miércoles, 29 de junio de 2016

Aún

Aún tengo sed de ilusiones renovadas, de placeres indescriptibles por venir.
Aún mi voracidad es querer alcanzar, es tomar y saborear, y también es superar.
Aún me dominan incontrolables ansias de desear, de pedir, de insistir, de lograr,  y otra vez reincidir.
Aún espero que lo que esté por ocurrir resulte más gratificante que lo que vivo o he vivido porque en el supuesto por llegar siempre imagino lo mejor.  

domingo, 19 de junio de 2016

La mirada del padre

Como aquel artista que mira embelesado su obra y jamás termina de creer que ella es una gran parte de sí. Como ese escritor que incrédulo relee sus textos y le cuesta reconocerse como autor de lo que tiene ante su vista por más que sea el reflejo más fiel de su imaginación. Como el arquitecto o el maestro mayor observan entre dubitativos y orgullosos las maravillas edilicias que fueron capaces de diseñar o construir. Como ellos los padres cada vez que vemos a nuestros hijos superar metas, cumplir propósitos, o simplemente sorprendernos con una salida ingeniosa, no terminamos de creer que cada uno de ellos es una parte de nosotros, y no podemos evitar pensar que semejantes obras no hubiesen tenido vida propia si no fuera por nosotros. Y ahí, en ese preciso instante, es que nos damos cuenta de la relevancia de la creación.

sábado, 11 de junio de 2016

Mea culpa

He estado donde nacen los sueños que es también donde perecen o se esfuman.
He pernoctado en aquellos espacios donde se forjan los más loables propósitos y las más depravadas intenciones.
He tomado decisiones y me he equivocado, he aprendido por defecto.
He soñado e intentado volar pero mis pies nunca se despegaron lo suficiente.
He alimentado ilusiones un montón de veces y cultivado desengaños otras tantas.
He tenido buenos propósitos y malas intenciones, también admirables objetivos. He llevado a cabo algunos, y conseguido otros, aunque la mayoría continuó su camino, esquivando mis deseos.
He pasado por los más diversos estados y me he sorprendido con una infinidad de situaciones, pero lo que aún sigue llamando poderosamente mi atención es el constante empeño que ponemos para enseñar a vivir en plenitud o en estados puros o heterogéneos, en detrimento de apostar a inculcar la manera de convivir con el desgano, la traición o el sufrimiento que, paradójicamente, suelen ser los más comunes de los estados en los que nos toca vivir.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Inmunidad

Son como las hormigas, están en todos lados y nunca se acaban. Cada vez son más, se adaptan a cualquier clima y se reproducen con gran facilidad. Uno se los encuentra en cualquier lado, aunque solemos detectarlos con mayor facilidad cuando andamos escasos de paciencia. No hay título que los distinga ni apariencia física que los denote. Muchos andan motorizados y parece ser que el valor del vehículo acentúa proporcionalmente la condición. Los hay con altos cargos que nos llevan a agregarle a su condición el calificativo de importantes. Y también están los modestos o poco trascendentes que te obligan a utilizar el diminutivo. En general les encanta llamar la atención, pero tal vez la mayor coincidencia entre ellos esté dada en que todos se creen machos alfa aunque a esa hombría sólo se animan a mostrarla cuando están acompañados de otros de su especie. A solas y cara a cara se deshacen como gelatina al sol. Tengan cuidado porque seguro alguno andará rondando, no sea que termine por contagiarles tal condición. El antídoto preciso para mantenerse inmunes es pensar con coherencia y actuar con una cuota razonable de sentido común, jamás copiarles lo que hacen. Si bien los pelotudos ya son una peste aún está en nosotros el poder hacer la diferencia.

Aliento providencial

La mirada en su amanecer de párpados apenas entreabiertos retoma su andar errático de los últimos tiempos y se le va a través de la ventana. Al instante por sus pupilas opacas desfilan imágenes: un grupo de árboles de ramas desnudas, un colchón de hojas amarillentas revueltas por el viento, las siluetas lejanas de media docena de edificios ocultos a medias por la niebla, y la inmensidad de la tristeza gris del firmamento; haciéndole notar en su conjunto el minúsculo punto casi insignificante que es dentro de ese todo. No obstante ello, siente los ojos de la mismísima Providencia clavados en él, como auscultándolo. Se pregunta si esa otra mirada alcanzará a captar algo más que el decaimiento que lo embarga prometiendo matarlo poco a poco, o es que tan sólo se sintió atraída por la superficialidad del desgano que demuestra. El desgraciado, abatido en su cama, casi instintivamente le exige que no se ande con vueltas y se expida de una vez por todas acerca de lo que le tiene deparado. La respuesta de la que se cree que todo lo sabe no se demoró ni siquiera un instante: Todo depende de ti, le dijo.

lunes, 9 de mayo de 2016

El cultivo de la duda

Mi estrategia, que bien podrían copiar ciertos ilusos, es la de sembrar dudas en lo que se da por sentado, es desconfiar de todo aquello que aparece como absolutamente cierto, es poner en tela de juicio las verdades universales. Mi modus operandi está basado en buscar ese resquicio siempre existente por donde incrustar ese mínimo recelo que logre hacer tambalear los cimientos de lo certero para transformarlos en una estructura relativamente endeble.
Mi finalidad es lograr que el pensar mute de lo absoluto a lo relativo, pase de lo ideal a lo concreto, y abandone la perfección de la teoría para ocuparse de lo muchas veces inexacto pero definitivamente más atractivo de lo práctico. ¿Que por qué lo hago? Pues, porque me consta que el idealismo es una farsa y lo absoluto un espejismo.

Encastre perfecto

Entre tu arrogancia y mi recato. Entre tu expresividad y mi intromisión. Entre tu impetuosidad y mi parsimonia. Entre tu sinceridad y mi cautela. Entre tu habilidad y mi torpeza. Entre tu cóncavo y mi convexo. Entre tus hendiduras y mis salientes. Entre tu cara y mi ceca creo que conformaríamos un todo. Es que tú y yo podríamos ser lados de una misma moneda.

miércoles, 27 de abril de 2016

Radiografía

Podrán halagarme todo lo que quieran o criticarme en exceso si eso los satisface o así lo prefieren. Nada me afectará más de lo que yo determine pues tomaré de cada cosa que digan la dosis que se me dé la gana, o sea la mínima indispensable para continuar con mi derrotero por la vida. Tal vez  peque de soberbio o hasta resulte chocante, eso tampoco me importará demasiado; soy arbitrariamente leal y por lo tanto políticamente incorrecto: la sinceridad ante todo. Soy constructor autodidacta de mis logros y bienestares, y mentor consciente de mis tropiezos. Todo lo que he conseguido de alguna manera lo he buscado así que bien merecido lo tengo. A nadie le pido, a nadie le exijo, a nadie le debo, por ende soy libre de desaparecer de vuestras vidas sin remordimiento alguno. Acéptenme  así o ignórenme, no cambiaré.

¿Tener para ser?

Hoy día pareciera ser que somos en relación a lo que tenemos. No somos si nada tenemos, o somos la nada misma: no existimos. Nos hemos acostumbrado a vivir con lo que tenemos y por el deseo de tener lo que no tenemos, y trabajamos arduamente para satisfacer esa pretensión en lo que parece ser la única e inevitable regla que rige nuestras conductas actuales para ser alguien. Lo cierto es que la esencia de lo que somos la marca nuestra integridad y para eso no hace falta tener nada más que eso.

A quién le importa…

Si hace calor y yo tengo frío
Si todo el cuerpo me quema
Y mi alma es eterno escalofrío
A quién le importa…
Si a pesar de las penas sonrío
Si ofrezco el mejor semblante
Y mi interior es permanente lío
A quién le importa…
Si de incertidumbres me río
Sumido en interminables dudas
Y ni siquiera de mi accionar me fío
A quién le importa…
Si emana seguridad el proceder mío
Si muestro la calma quietud del pozo
Y vivo sumergido en la ira del río
A quién le importa…
Si con suma dulzura hilvano y escribo
Acerca de placidez, amor y comprensión
Y al unísono auténtica furia destilo
A quién le importa…
Si hace calor y yo tengo frío

jueves, 21 de abril de 2016

Humildad

Si no fuéramos tan necios ante los aconteceres de la vida y tuviéramos siempre presente que el único derecho irrevocable que nos compete es el de estar equivocados, y partiéramos desde esa base para intentar desempeñarnos con criterio frente a los demás; definitivamente nos resultaría todo más fácil a la hora de asimilar condiciones, de comprender estados, de aceptar diferentes puntos de vista, de escuchar sin juzgar; e incluso, al asumir esa posición, lograríamos una apertura de nuestra personalidad que redundaría por lo pronto en aprendizaje y a la postre en sabiduría.

Apostar a sonreír

No existe pasión alguna que no tenga su costo o no insuma una buena porción de tiempo o una relativa cantidad de dinero, o ambas tal vez. Así que, si no quieres vivir por siempre sumergido en la modorra de la intrascendencia, tendrás que dedicarte a conseguir los insumos necesarios para invertirlos en pos de darte ese gustito que te pinte una sonrisa cada tanto.

miércoles, 13 de abril de 2016

Inténtelo

Aunque el flujo de la tendencia pretenda arrastrarla y el oponerse a transitar junto a ella la haga dudar de su sentido de identidad.
Aunque después de cientos de búsquedas casuales todavía no haya encontrado a esa persona que logre coincidir con usted en dos de cada tres puntos de vista y eso la lleve a sumergirse cada vez más en los sombríos laberintos de la soledad.
Aunque la suerte ya pareciera estar echada y no quedaran más que mínimas opciones libradas al azar, y se le empiece a nublar la vista y se le cierre el pecho por el efecto de los aguijonazos de la decepción y el desencanto.
Aunque estuviera ya ovillada la larga madeja de la esperanza, mientras exista la punta de un hilo que cuelga, inténtelo; pues yo también estoy en ese intento y quién le dice que tal vez un día de estos a la providencia se le ocurre entrecruzar nuestros caminos para que podamos corroborar ciertas coincidencias.

Futurología

Es ferviente el deseo de equivocarme aunque ya parece ser irreversible. La decrépita sociedad en que vivimos nos arrastra a pasos agigantados hacia las relaciones sexuales de penes fláccidos y vaginas vacías. Puesto que la virtualidad arrecia y el contacto físico tiende a la escasez; la tendencia no ilusiona. Quedaremos librados al influjo de las fantasías y al disparar de los sentidos por imágenes impropias o inducidas. El dejar volar la imaginación sin prejuicio alguno tal vez logre generarnos algún placer extra.

Estado pasajero

Admiro el estado de ánimo de los cobradores y esa permanente predisposición que los lleva a salidas siempre ingeniosas —característica adquirida sin duda en su trajinar diario por la calle—. En general se los trata de manera despectiva, a veces se los hace pasar hasta cinco veces a cobrar la misma cuenta y ellos siempre vuelven con una sonrisa y una broma a flor de labios. Hoy pasó uno de ellos por la oficina y cuando le fui a pagar tuve que contar tres veces la plata porque siempre la cuenta me daba diferente. Mientras, él me miraba con una sonrisa que pretendía ser condescendiente. Le entregué el dinero y le dije:
—Me pasa cada tanto que ando medio pelotudo, y a veces me pasa siempre.
Celebró la broma con una carcajada, contó la plata, me hizo saber que la cantidad era correcta, y se despidió diciéndome:
—Que tenga usted un buen día, y no se preocupe, ya se le pasará.

miércoles, 6 de abril de 2016

Ingrata conclusión

Y al final te despacharás: que no siempre donde hubo fuego cenizas quedan, que seguirá habiendo tiempo pero las esperanzas se acaban, que por más que todo tiempo pasado haya sido mejor tienes que vivir el presente, que si bien la vida se muestra color de rosas un día cualquiera desenvainará sus espinas, mostrará sus garras y hará que la veas negra, que a veces el azar lleva mal la cuenta y no siempre es una de cal y una de arena, que la mayoría de las reglas están hechas para transgredirlas y no para mantenerse en sus alcances. En definitiva, te darás cuenta de que todas aquellas verdades universales, que alguna vez nos inculcaron como el modelo ideal a seguir para tener la felicidad asegurada, hoy día hacen agua por todos sus poros.

Obra de arte

No te desanimes, deberías alegrarte cuando la reacción de los entendidos ante la contemplación de tu obra es el silencio, no es habitual que eso les ocurra a ellos que todo lo saben y que tienen siempre una respuesta o aseveración a flor de labios. La sorpresa suele dejar sin palabras.

Única

El murmullo de la lluvia acerca a mis oídos susurros de su voz que pretenden hacerme creer que usted pregunta por mí… Tal vez le alcance con que le haga saber que mi vida desde que usted no está transcurre sin ton ni son, sin que la brisa de los aconteceres mueva los mecanismos de mis emociones, sin que el otoño tire mis hojas, sin que florezca mi primavera. Podría considerarse mi andar como aceptable de acuerdo a la media general ya que permanezco fundido en los confines de la intrascendencia y la mediocridad. Debo reconocer que la carencia de usted afecta mi ánimo y condena mi pensar. Es que su sola presencia tiene la exclusiva potestad de rescatarme de cualquier estado común para sumergirme en la singularidad, y a eso, estimada señora, es imposible encontrarle reemplazo.

lunes, 28 de marzo de 2016

Duele el alma

Por supuesto que duele, miente quien asevera lo contrario. Todo corte de cordón duele, todo destete duele, todo desmadre duele, toda separación duele, toda partida sin retorno duele, todo rompimiento de un todo en partes duele. Puede variar el tiempo y la intensidad del dolor de acuerdo a su origen: por una lastimadura del orgullo el malestar será superficial y pasajero, si la rotura es del corazón va a doler bastante más y se extenderá en el tiempo aunque acabará con un remiendo; ahora cuando el puñal está clavado en el alma… ¡Cómo duele el alma!… Esa herida sí que duele de verdad, y sin duda alguna es el dolor más difícil de superar y en muchos casos no alcanza el tiempo.

Cuestiones


¿Cuándo algo opcional se transforma en obligatorio? ¿En qué momento lo pasional deja de ser tal y se hace costumbre irrelevante? ¿Cómo se produce el cambio de signo de los sentimientos? ¿Se puede manejar ese cambio de alguna forma consciente? ¿Dejamos de amar en un instante preciso o justo ahí fue que nos dimos cuenta que nunca habíamos amado? ¿Será que el amor murió en un accidente doméstico o simplemente era el seudónimo de una confraternidad?

La intensidad es vida

Así como la pasividad de la rutina es todo previsibilidad, lo activo de la inquietud está lleno de interrogantes.
Si el acostumbramiento peca por certero, lo incierto conserva la virtud de lo misterioso.
La libertad es salir a sorprendernos con lo diferente, con lo inusual, con lo que no sabemos; es una facultad intrínseca del hombre que nunca debió haber perdido. En el corral de todos los días ya no existe algo que nos sorprenda; todo nos aburre, nos adormece, nos abruma, nos sumerge en la desidia y termina por oxidarnos los engranajes de la mente.
Vivir es estar abiertos a preguntarnos, a inquietarnos, a salir a volar y despacharnos de las verdades o darnos contra la pared.
Vivir es cuestionarnos acerca de quiénes somos en realidad sin investiduras, sin caretas, sin modelos, sin engaños, sin comparaciones; es darnos vuelta para ver que tenemos dentro.
La vida —como bien dijo Artaud— consiste en arder en preguntas.

martes, 22 de marzo de 2016

Punto de inflexión

Díganme si alguna vez no se han sentido como esa tortuga que cruza la ruta, que cuando va a mitad de camino se da cuenta del peligro que corre y la invade la imperiosa necesidad de regresar, de dar marcha atrás. Y lo intenta y cuando comienza a volverse pasa un camión que le saca chispas al caparazón y la hace desistir del intento. Y entonces entra en pánico y da un paso para avanzar en el sentido que antes llevaba y en eso pasa otro enorme vehículo en dirección contraria al anterior que la hace encoger y girar sobre su panza y cuando vuelve a salir ya no sabe discernir con claridad hacia dónde era que iba.
Ese indeseable punto medio por el que pasan la mayoría de las decisiones importantes y que crea la dicotomía entre seguir adelante y hacer frente a lo que venga, o volver atrás a seguir alternando con la intrascendencia.
Ese incómodo punto medio que nos hace saber que ya nos hemos jugado gran parte del orgullo o la mayoría de la voluntad, pero que nos muestra que todavía no hemos logrado nada, que debemos involucrarnos aún más para alcanzar lo propuesto o, en definitiva, desestimar el tiempo y el empeño invertidos para volver a fojas cero y continuar de capa caída.

sábado, 19 de marzo de 2016

Insomnio

El tictac del reloj cuenta mis latidos y los acelera con la intención de que pase más rápido el tiempo. Mis ojos como platos, fijos en los tirantes del techo, los perforan y se sumergen en ideas que dan vueltas sin cesar, sin posible concreción alguna. El cerrado silencio abruma y el continuo pensar sin límites molesta; la almohada transmite dureza y hasta las sábanas parecen pinchar. El traicionero desvelo ya ansía la llegada del amanecer para liberarse de mí y así poder dormir su sueño de mis horas despiertas.

No va más

Cuando las mariposas se espantan y las brasas agonizan el amor se daña, pero aún va.
Cuando expiran las emociones y recrudecen sinsabores el amor se daña, pero aún va.
Cuando se marchitan los malvones y florecen resquemores el amor se daña, pero aún va.
Cuando se espacian las alegrías y se acentúan malestares el amor se daña, pero aún va.
Cuando la fluidez se congestiona y la verborrea lastima el amor se daña, pero aún va.
Cuando retroceden perdones y retornan viejas culpas el amor se daña, pero aún va.
Pues, cuando se apagan las ilusiones y mueren las pasiones, ese día el amor se acaba, no va más. No va más.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Caras y caretas

Valientes apostadores que se la juegan por vos en los buenos momentos nunca van a faltar. Detractores tampoco, por más que intenten disfrazarse, porque nacen con la creación misma y ellos entienden que todo lo que sobresale termina por herir. Patrocinadores incondicionales, de esos que están contigo en las cumbres y en los abismos, en lo sobresaliente y en lo bochornoso, en lo trascendente y en lo superfluo, en lo pasional y en lo álgido; escasean. Lo notable de las oscilaciones es que según la ocasión uno siempre acaba por verles la verdadera cara o el horrible traste, porque créanme que muchas veces lo terminan mostrando.

Progresión onírica

Estuve en aquel cuerpo que caía sin control alguno, que siempre caía, y nunca terminaba de caer.
He sido el escalador que subía por la escarpada pared hasta que perdía pie y se desplomaba de espaldas hacia el precipicio, y que acababa por despertarse sobresaltado un instante antes de estrellarse contra el suelo.
También fui aquel tipo de vestir impecable que al ingresar a un lugar sumamente concurrido se daba cuenta que se había olvidado de calzarse.
Ahora suelo ser un contradictorio exhibicionista que camina desnudo a medianoche por las calles de la ciudad a la vez que se oculta de la gente y se tapa los genitales.