viernes, 25 de diciembre de 2015

La fuerza del pensamiento

Cuando todo está patas para arriba y no sé por qué. Cuando lo intento por todos los caminos y no encuentro la salida. Cuando no hallo explicación coherente a ciertas actitudes que me dañan o me afectan. Cuando me pregunto que habré hecho para merecer lo que me pasa y no sé qué contestarme. Cuando los fantasmas del desaliento me tiran de la mano y pretenden sumergirme en el oscuro pozo de la depresión… 
Justo en ese crítico momento me suele pegar en la cara, como una bofetada de aliento, esa brisa fresca, agradable, inspiradora que me hace saber que no estoy solo, que alguien está pensando en mí; entonces veo todo más nítido, mi semblante se transforma y esboza una sonrisa, y con eso me es suficiente para encontrar respuestas o alternativas de salidas que me permiten proseguir o volver a intentarlo.

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