jueves, 28 de septiembre de 2017

Ocurrencia

Cuando ocurre que entreabres los labios y se te escapa sin permiso y sin esfuerzo un te quiero.
Cuando cierras los ojos y te dejas llevar por el impulso de tus pensamientos, y ellos terminan por recalar siempre en los mismos ojos, en la misma boca, en los mismos besos, en las mismas curvas, en los mismos precipicios; en las estaciones de su ser que tan bien conoces pero que nunca aburren y jamás hastían.
Cuando eso sucede es que has encontrado lo que tal vez sin darte cuenta andabas buscando.

lunes, 25 de septiembre de 2017

Ironía

Suelo tener sueños en los que soy buitre o soy carancho, da lo mismo.  Huelo a las víctimas, vuelo en pacientes rondas sobre sus cabezas, tengo la capacidad de observar desde lejos sus debilidades; me atraen. Las identifico y ya no les quito ojo de encima; las acecho. Las desgracias y los sinsabores ajenos parecen ser mi sustento. Espero con calma los desenlaces, me satisface la conclusión de lo inevitable, siento una extraña seguridad al saber lo que va a pasar, sin duda embriagado por los influjos del poder. Ese poder con el que no cuento en el plano consciente —y que tal vez en el fondo deseo tener—, se disfraza de realidad mientras navego por la inmensidad de los incontrolables planos distantes. Mi temor es que algún día ocurra la transgresión, el violado del límite que separa un lado de otro como parte de una broma más de las que forman parte de la gigantesca ironía que resulta el inefable paso del hombre por la vida misma.

lunes, 11 de septiembre de 2017

Móvil

Muévete. Transfórmate. Muda la piel. Sé transgresión. Desnuda tu alma. Disfruta o sufre sin censura. Libérate y muestra. Explota y despide tus iras. Sé tú sin qué dirán. Conviértete en mi inspiración y escribiré para ti por el resto de los días.

martes, 5 de septiembre de 2017

Euforia

No recuerdo si te tenté o me tentaste, si te encanté o sucumbí ante tus encantos, si me embriagué al verte o me nubló toda razón tu mirada, si fue atracción involuntaria o premeditación y alevosía; ya no tiene importancia. Lo que ahora importa es que la tentación mutua emitida, más el encanto involucrado, más el embriago suscitado por la insinuación siempre latente de nuestros cuerpos han generado una alevosa atracción que no tiene posibilidad de retorno, y que nos llevará derechito aunque sin prisa alguna hasta el mismísimo cadalso donde aguardaremos juntos y sonrientes lo que sea que se nos tenga reservado.