Digo
y me contradigo. Me contradigo e insisto en decir. Hago y deshago. Deshago y
vuelvo a hacer. Construyo y derribo. Reconstruyo. Accionares desacertados que
parecen ser una constante en muchos de nosotros. ¿Se trata de una inseguridad ante
el entorno, o de lo contradictorio de la condición humana que dependiendo del
momento emotivo en el que se vive se está de acuerdo o no con ciertas actitudes
o acciones? ¿Será que, al fin y al cabo, tejemos y destejemos como Penélope
esperando una utópica señal que nos haga saber que es aceptable lo que sigue
para continuar?
Como
quiera que sea la actitud no es buena, ya que desnuda dependencia o condicionamientos,
y una absoluta falta de seguridad en que podemos hacer bien las cosas. Debemos
tener más convicción al actuar, al hacer, al decir, pues si algo podemos dar
por seguro, es que no vendrá Ulises alguno a rescatarnos, eso depende
exclusivamente de nosotros mismos y de la actitud que tengamos ante la vida.
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