viernes, 11 de diciembre de 2015

Contagio

Era costumbre en él levantarse malhumorado, con cara de enemigo del mundo y expresión de no me hables. Pero, no era nada que no se solucionara con la recepción de una caricia, una demostración de cariño, o una frase alentadora proveniente de aquellos labios encantadores. Pues cuando por las más oscuras razones lo gélido se hizo propio en las manifestaciones físicas de ella, la expresión adusta de él se transformó en permanente. Y así como ella nunca pudo entibiar ni muchos menos derretir su semblante para encontrar el camino de retorno a la dicha,  él jamás volvió a sonreír.

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