Si
yo pusiera al alcance de usted todo lo que soy, y usted me ofreciera en iguales
proporciones la esencia que la conforma, pues nos quedaríamos vacíos de lo propio
de cada uno; sin nada que no se haya ofrecido o puesto a disposición del
complemento. Ahora, puestos a pensar con propiedad y sin estancarnos en la sola
acción de dar u ofrecer, debo reconocer que, en contra partida, tendríamos la
maravillosa posibilidad de llenarnos con el otro; o sea, podríamos obtener como
resultado un par de almas rebosantes de aquello que más deseamos.
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