miércoles, 16 de marzo de 2016

Progresión onírica

Estuve en aquel cuerpo que caía sin control alguno, que siempre caía, y nunca terminaba de caer.
He sido el escalador que subía por la escarpada pared hasta que perdía pie y se desplomaba de espaldas hacia el precipicio, y que acababa por despertarse sobresaltado un instante antes de estrellarse contra el suelo.
También fui aquel tipo de vestir impecable que al ingresar a un lugar sumamente concurrido se daba cuenta que se había olvidado de calzarse.
Ahora suelo ser un contradictorio exhibicionista que camina desnudo a medianoche por las calles de la ciudad a la vez que se oculta de la gente y se tapa los genitales.

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