lunes, 28 de marzo de 2016

La intensidad es vida

Así como la pasividad de la rutina es todo previsibilidad, lo activo de la inquietud está lleno de interrogantes.
Si el acostumbramiento peca por certero, lo incierto conserva la virtud de lo misterioso.
La libertad es salir a sorprendernos con lo diferente, con lo inusual, con lo que no sabemos; es una facultad intrínseca del hombre que nunca debió haber perdido. En el corral de todos los días ya no existe algo que nos sorprenda; todo nos aburre, nos adormece, nos abruma, nos sumerge en la desidia y termina por oxidarnos los engranajes de la mente.
Vivir es estar abiertos a preguntarnos, a inquietarnos, a salir a volar y despacharnos de las verdades o darnos contra la pared.
Vivir es cuestionarnos acerca de quiénes somos en realidad sin investiduras, sin caretas, sin modelos, sin engaños, sin comparaciones; es darnos vuelta para ver que tenemos dentro.
La vida —como bien dijo Artaud— consiste en arder en preguntas.

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