jueves, 22 de septiembre de 2016

Verdad a oscuras

Mientras haya claridad que ilumine su cara, el hombre soportará estoico el malestar que lo embarga y poco a poco lo carcome. En cuanto las penumbras escondan su humanidad, su rostro se estirará, y en silencio derramará lágrimas que nadie verá; aunque no por eso resultarán menos reales o sentidas. Lágrimas por discrepancias que no entiende, por actuares que no comprende, por penas que se han hecho parte del alma y de la carne.
Y al levantarse volverá a pintar su mejor sonrisa, la que durará todo el día para extinguirse al mismo tiempo que se apague la luz. 

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