Mi
estrategia, que bien podrían copiar ciertos ilusos, es la de sembrar dudas en lo
que se da por sentado, es desconfiar de todo aquello que aparece como absolutamente
cierto, es poner en tela de juicio las verdades universales. Mi modus operandi
está basado en buscar ese resquicio siempre existente por donde incrustar ese
mínimo recelo que logre hacer tambalear los cimientos de lo certero para
transformarlos en una estructura relativamente endeble.
Mi
finalidad es lograr que el pensar mute de lo absoluto a lo relativo, pase de lo
ideal a lo concreto, y abandone la perfección de la teoría para ocuparse de lo muchas
veces inexacto pero definitivamente más atractivo de lo práctico. ¿Que por qué lo
hago? Pues, porque me consta que el idealismo es una farsa y lo absoluto un
espejismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario