lunes, 9 de mayo de 2016

El cultivo de la duda

Mi estrategia, que bien podrían copiar ciertos ilusos, es la de sembrar dudas en lo que se da por sentado, es desconfiar de todo aquello que aparece como absolutamente cierto, es poner en tela de juicio las verdades universales. Mi modus operandi está basado en buscar ese resquicio siempre existente por donde incrustar ese mínimo recelo que logre hacer tambalear los cimientos de lo certero para transformarlos en una estructura relativamente endeble.
Mi finalidad es lograr que el pensar mute de lo absoluto a lo relativo, pase de lo ideal a lo concreto, y abandone la perfección de la teoría para ocuparse de lo muchas veces inexacto pero definitivamente más atractivo de lo práctico. ¿Que por qué lo hago? Pues, porque me consta que el idealismo es una farsa y lo absoluto un espejismo.

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