jueves, 21 de abril de 2016

Humildad

Si no fuéramos tan necios ante los aconteceres de la vida y tuviéramos siempre presente que el único derecho irrevocable que nos compete es el de estar equivocados, y partiéramos desde esa base para intentar desempeñarnos con criterio frente a los demás; definitivamente nos resultaría todo más fácil a la hora de asimilar condiciones, de comprender estados, de aceptar diferentes puntos de vista, de escuchar sin juzgar; e incluso, al asumir esa posición, lograríamos una apertura de nuestra personalidad que redundaría por lo pronto en aprendizaje y a la postre en sabiduría.

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