Por
supuesto que duele, miente quien asevera lo contrario. Todo corte de cordón
duele, todo destete duele, todo desmadre duele, toda separación duele, toda
partida sin retorno duele, todo rompimiento de un todo en partes duele. Puede
variar el tiempo y la intensidad del dolor de acuerdo a su origen: por una
lastimadura del orgullo el malestar será superficial y pasajero, si la rotura
es del corazón va a doler bastante más y se extenderá en el tiempo aunque
acabará con un remiendo; ahora cuando el puñal está clavado en el alma… ¡Cómo
duele el alma!… Esa herida sí que duele de verdad, y sin duda alguna es el dolor
más difícil de superar y en muchos casos no alcanza el tiempo.
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