Cuando las mariposas se espantan y las brasas agonizan el amor se
daña, pero aún va.
Cuando expiran las emociones y recrudecen sinsabores el amor se daña,
pero aún va.
Cuando se marchitan los malvones y florecen resquemores el amor se
daña, pero aún va.
Cuando se espacian las alegrías y se acentúan malestares el amor se
daña, pero aún va.
Cuando la fluidez se congestiona y la verborrea lastima el amor se
daña, pero aún va.
Cuando retroceden perdones y retornan viejas culpas el amor se daña,
pero aún va.
Pues, cuando se apagan las ilusiones y mueren las pasiones, ese día el
amor se acaba, no va más. No va más.
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