Los malestares se atenúan,
las presiones decrecen, las cargas se llevan con admirable soltura, las
obligaciones no se perciben como tales, se sucede la ocurrencia de hechos
gratificantes, la sonrisa otrora menguante se dibuja en permanente concavidad;
la vida toda pareciera cobrar sentido cuando alguien te hace saber que te
quiere.
Ahora, cuando esto no
ocurre es la incertidumbre misma la que carcome poco a poco para que todo
conspire en la concatenación de pálidos e irrelevantes aconteceres.
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