El murmullo de la lluvia
acerca a mis oídos susurros de su voz que pretenden hacerme creer que usted pregunta
por mí… Tal vez le alcance con que le haga saber que mi vida desde que usted no
está transcurre sin ton ni son, sin que la brisa de los aconteceres mueva los
mecanismos de mis emociones, sin que el otoño tire mis hojas, sin que florezca
mi primavera. Podría considerarse mi andar como aceptable de acuerdo a la media
general ya que permanezco fundido en los confines de la intrascendencia y la
mediocridad. Debo reconocer que la carencia de usted afecta mi ánimo y condena
mi pensar. Es que su sola presencia tiene la exclusiva potestad de rescatarme de
cualquier estado común para sumergirme en la singularidad, y a eso, estimada
señora, es imposible encontrarle reemplazo.
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