Intentó ser diferente,
pero la igualdad mundana lo absorbió, fue devorado por la generalidad, y no
tuvo más remedio que caminar a la par de los demás. Nunca pudo aceptar la
sencilla e irremediable verdad de ser nada más que un símil de la mayoría. Esa
permanente negativa a parecerse hizo que la depresión lo atrajera, que se
hiciera parte de él, y lo terminara por depositar allá dónde paradójicamente no
se hace distinción alguna entre unos y otros.
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