No hay carteles que me indiquen como llegar a ti, aunque no hay mejor
incentivo que la propia incertidumbre de no saber adonde voy con la firme
creencia de que me dirijo a tu encuentro. He llegado al final del camino que
tomé por azar y no estás. Vuelvo al lugar de origen y elijo otra opción dentro
de la infinidad existentes con la convicción de que esta vez no fallaré. Y así,
una y otra vez, por horas, por días, por meses, por años, siempre con el mismo resultado
imperturbable. Un atisbo alguna vez o simplemente el creer haberte visto a mi
alcance o un simple espejismo producto de la incesante búsqueda. Solo eso. Sé
que nunca te encontré pero también sé que jamás dejaré de buscarte. Y cuando te
encuentre, porque ya no tengo dudas que lo haré, me llenaré de ti, seré tuyo en
cuerpo y alma y ya no tendré otra razón que vivir solo por y para ti.
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