martes, 15 de marzo de 2016

Incredulidad

La ceguedad de la desidia no tiene límites, no existe voluntad ni razón innovadora alguna que la haga desistir del ensimismamiento, que la saque del encierro del conservadurismo, o que logre hacerla cambiar el rumbo preestablecido por la condescendencia. Parece mentira que, debido a las leyes de la herencia, a veces ni siquiera la muerte con su actuar ineludible pueda poner barreras que hagan que semejante defecto no trascienda más allá de ella.

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