sábado, 25 de marzo de 2023

Maldito dolor

No hay hogar que contenga.

No hay refugio que proteja.

No hay palabra que acierte.

No hay caricia que suavice.

No hay calmante que atenúe.

No hay soledad que mitigue.

No hay mentira que disimule.

No hay cigarrillo que calme.

No hay bebida que postergue.

No, definitivamente no,

no hay nada para el dolor.

Cuando obnubila la razón.

Cuando anula el carácter.

Cuando lacera la piel.

Cuando estruja el vientre.

Cuando niega las lágrimas.

Cuando lo padece el corazón,

y en su bombear desenfrenado,

echa sangre y más sangre,

que se agolpa en tus sienes,

y amenaza con hacer estallar,

en mil pedazos tu cabeza.

Y se te nubla la vista.

Y percibes la levedad,

la laxitud de tu cuerpo.

Y sientes que te mueres.

Y solo por un instante,

te abandonas a la suerte,

te dejas llevar por inercia,

en el deseo de que suceda,

para así dejar de sufrir.

Pero, respiras profundo,

una vez y cien veces más.

Y al final te convences,

de que quizás valga la pena,

ir por un nuevo intento,

por más que continúe allí ,

tan evidente, el puto dolor. 

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