Lo vio y no pudo evitar pensar,
que
él le daría vuelta la cabeza.
Y
a pesar de semejante certeza,
lo
siguió por cielo, tierra y mar.
Él,
a sabiendas de su entrega,
con
ella adherida cual abrojo.
la
utilizó a exclusivo antojo,
le
fastidió la vida entera.
Pero
como todo tiene su colmo,
ella
dijo un día hasta acá llegué,
ya
es demasiado lo que aguanté.
Y
le clavó un cuchillo en el lomo.
Él
armó tal enredo en su cabeza
—en
eso jamás se equivocó—,
que
desde el día en que lo dejó,
para
vivir ya no tiene fuerzas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario