Un día decidiste que ya era hora,
Fue en
el mejor de los momentos,
y
como en el peor de los cuentos,
te marchaste
sin decir adiós.
Con
la intención de no extrañarte,
a ese
dilecto lugar negué mi visita,
para
no rememorar nuestras citas.
Cual
marino se aleja de los mares,
si la
profundidad lo seduce.
El
universo debería ser más vivo,
ya
que un amor como el nuestro,
el
final debería tener prohibido.
Y, en
cambio, se me ha impuesto,
el
castigo de la tristeza.
Y
como extraviado en un laberinto,
seré
un viajero errante por la vida,
que no
encontrará jamás la salida.
Pues
nunca creeré se haya extinto,
por
más que el destino lo diga .
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