jueves, 6 de septiembre de 2018

Intríngulis


Por supuesto que no es fácil comprenderte. Nunca lo ha sido. Contigo son imposibles en potencia: el entender cómo piensas, el saber cuáles son los mecanismos que ponen en movimiento tus engranajes sentimentales, el descifrar de las más secretas claves de ingreso a tu intimidad. El desentrañar tu manera de actuar sería como poder leerle las cartas al mismísimo destino, y eso es algo que jamás haría aunque se tratara de algo tan sencillo como dar vuelta la página a determinado libro. He aquí el quid de la cuestión: ¿A quién le podría interesar el aburrido transcurrir inmerso entre las garras adormecedoras y ociosas del sedentarismo de las certezas?

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