jueves, 15 de diciembre de 2022

Seres apasionados

Estos días andamos con la pasión futbolera a flor de piel. Pasión que nos colma y nos desborda en su imposibilidad de contención. Creo que es tiempo de reconocer que en el tránsito por lo efímero de la vida es indispensable contar con alguna pasión, y si es con varias, mucho mejor. Así sea un deporte, un arte o un simple pasatiempo. Muchas veces ese innato fuego interior —ya sea por las contingencias habituales, por una sucesión irreversible de reveses, o por lo que sea que nos altere—, nos sitúa al límite mismo del colapso emocional. Entonces es absolutamente necesario que liberemos eso que nos quema. Y qué mejor que orientar esas llamas ardientes hacia aquello que nos satisface, que nos llena el espíritu, que calma nuestro ego, y que hace que vivamos esos pequeños grandes momentos de paz interior,  por más breves que estos fueran. Porque somos seres apasionados, debemos encauzar nuestro instinto primitivo hacia aquello que nos haga sentir plenos. Caso contrario no seremos más que unos simples autómatas muertos en vida.  



martes, 6 de diciembre de 2022

Hechizo de jazz

Desde que escuché en un bar, de esos que uno se encuentra sin querer, cuando hastiado de la soledad sale a caminar sin rumbo, los tristes acordes de un saxo al entonar un jazz, me enamoré de esa clase de música. Bah, en honor a la verdad, lo que en realidad sucedió fue que la pelirroja que tocaba el saxo se partía de lo buena. Ya no recuerdo bien si era el vestido azul que se ajustaba a sus curvas o eran sus fantásticas curvas las que modelaban el vestido, solo sé que eran tal para cual. Eso, más el blanco delicado de la piel, más la cascada enrulada que caía sobre sus hombros, eran demasiada atracción para todo quien se preciara de admirar la belleza femenina. Y desde aquella noche, cada nota melancólica que vuelvo a escuchar, es un hechizo que inevitablemente me remite a ella.

Retribución

Y sí, todavía sueño con besos que me reciben, con ilusiones que me esperan, y con la voracidad de una auténtica pasión que consuma mis ansias y logre llevarme al mayor de los éxtasis. Despierto con los mejores deseos, y transito la jornada con buenas intenciones, a pesar de los inescrupulosos de siempre y la horda de pelotudos que suele cruzarse en el camino. En contrapartida, en el ocaso de cada día, quisiera rescatar al menos un gesto plagado de sinceridad, así sea tan solo un abrazo, una sonrisa espontánea, o un guiño de complicidad; un detalle de esos que con su sola ocurrencia logran inyectar el combustible necesario para volver a arrancar. Creo que no es mucho pedir.

martes, 29 de noviembre de 2022

Musa de los sueños

Es que a veces es tanto el esfuerzo que hay que hacer para recibir unas migajas de recompensa, que a uno ya no le quedan ganas de subirse de nuevo al tren de la perseverancia. El regadío de sudor y lágrimas que he derramado por el derrotero de los merecimientos con el fin de lograr una distinción, jamás será bien amortizado por lo efímero de la sonrisa de la fama. Si no continúo llamando la atención con histerias y mentiras, unas horas después seré parte del olvido. Ahora, a pesar de todo eso, y a sabiendas de que mis intentos no suelen redituar ni mucho menos permanecer, por el encanto de tus historias, mujer de los sueños, empeño la vida y mucho más.



lunes, 27 de junio de 2022

El estigma de su presencia

Me he despojado del resto de sus pertenencias y las he tirado en el desván de los deshechos. Refregué con ansias de obseso las huellas de su paso, rociándolas con el mágico polvo del descuido. Traté de borrar su grato recuerdo inventando las más viles historias, donde la mejor de las arpías tenía su cara y la víctima era yo. Intenté sumergir en alcohol el estigma de su presencia, pero mientras más se nublaba mi vista con mayor nitidez la veía. Y resulta que a ratos se va, pero de repente suena una canción, y ahí está ella, inmersa en esa melodía que me lleva adonde alguna vez la escuchamos juntos. Y por ahí pasa un tiempo en que parece que al fin los caminos se han bifurcado, y aprovecho el momento y me dedico a leer, y ocurre que en la lectura siempre encuentro una frase que me remite inevitablemente a ella. Entonces me doy cuenta de que jamás se termina de olvidar a quien se ha querido de verdad, y que no está mal llevar esos gratos recuerdos adheridos al alma. Si en definitiva, son solo míos y de nadie más.


viernes, 17 de junio de 2022

A la espera

Ya sumergido en el hartazgo por la falta de concreción, ha dejado de seducirme lo intangible. El poder de los sueños ya no ejerce supremacía sobre mí. El magnetismo de la utopía ha transmutado a simple rechazo. Cuestiones nada halagüeñas, pues de ello se alimenta el paso siguiente, se nutre el porvenir. Me exasperan en el discurrir habitual: la llanura del paisaje, la monotonía en el pensar, la sucesión inalterable de los hechos, lo trillado de las cuestiones, la intrascendencia del paso del tiempo, la volatilidad de las buenas intenciones. Todo lo cual es todavía más nefasto que lo anterior. Aún así, continúo engañándome y estoy a la espera de que suceda algo que me sorprenda , que me agarre de las solapas, que me levante en vilo, que me zamarree  y me susurre al oído: “viste que valía la pena tanta espera”

Resistiré

Mi camino no suele ser el de la mayoría, siempre tuve claro que no era mi deseo acompañar incondicionalmente el andar de los demás. Me resisto por la simple rebeldía de mi convicción. Aunque la tendencia general intenta abducirme, ejerciendo su atractivo y desplegando toda su seducción, en la clara pretensión de atraparme e imponerme sus condiciones con su discurso de buen político, con su alegato de abogado brillante, con su cintura de mujer bonita. Es una intensa y permanente batalla la que tengo que librar a diario para no involucrarme en generalidades, para no contagiarme de obviedades, para no copiar los procederes de los demás, para poder dar rienda suelta al libre albedrío que se me ha asignado por naturaleza. Siempre preferiré caer en el pecado individual y hacerme cargo de la culpabilidad, a ser parte del pecado universal que por ese simple hecho solo se exculpa.