lunes, 27 de junio de 2022

El estigma de su presencia

Me he despojado del resto de sus pertenencias y las he tirado en el desván de los deshechos. Refregué con ansias de obseso las huellas de su paso, rociándolas con el mágico polvo del descuido. Traté de borrar su grato recuerdo inventando las más viles historias, donde la mejor de las arpías tenía su cara y la víctima era yo. Intenté sumergir en alcohol el estigma de su presencia, pero mientras más se nublaba mi vista con mayor nitidez la veía. Y resulta que a ratos se va, pero de repente suena una canción, y ahí está ella, inmersa en esa melodía que me lleva adonde alguna vez la escuchamos juntos. Y por ahí pasa un tiempo en que parece que al fin los caminos se han bifurcado, y aprovecho el momento y me dedico a leer, y ocurre que en la lectura siempre encuentro una frase que me remite inevitablemente a ella. Entonces me doy cuenta de que jamás se termina de olvidar a quien se ha querido de verdad, y que no está mal llevar esos gratos recuerdos adheridos al alma. Si en definitiva, son solo míos y de nadie más.


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