¿Cuántas veces te detuviste en tu
trajinar diario, te sentaste, te dedicaste a perder la vista en la distancia y
a pensar. Y en ese trance anhelaste fervientemente estar viviendo otra vida,
que no tienes ni la más mínima idea de cómo podría ser, pero sí crees tener la
certeza de que bastaría con que fuera diferente a la que transitas?
La inconformidad en los momentos plácidos
y el fijarse un propósito por el que andar, son características intrínsecas del
ser humano que desnudan su imperfección como tal. A objetivo alcanzado
propósito renovado pareciera ser el lema que lo grafica. Somos hijos del rigor
de nuestras propias exigencias.
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