Caminar sólo no es difícil, difícil es ofrecer la mano o
tomar la que se extiende y dejarse llevar, confiar ciegamente para, juntos, evadirse
de la realidad y abstraerse del entorno.
Volar en soledad no es difícil, lo difícil es compartir el
mismo vuelo donde el planeo sincronizado depende de la perfecta sintonía entre
un pensar y otro.
Soñar estados ideales tampoco es difícil, lo difícil es
concretar en conjunto, hacer realidad esas ilusiones mutuas, de manera de
acercar la realidad a esa idealidad soñada.
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