martes, 28 de septiembre de 2021

Quiebre

Y de repente un buen día se me antojó ir a verla. Le torcí el rumbo a lo habitual y puse proa a su encuentro. Hacía demasiado tiempo que se lo había prometido. El viento que soplaba a mi favor fue despejando dudas y culpas, e instalando ilusiones. Ella no sabía que iba a verla, pero estaba esperándome, como me había dicho alguna vez que siempre lo haría. Y fue un reencuentro fantástico, fue como… como eludir al tino con una gambeta y engañar a la mismísima rutina en su propia cara, para terminar por embriagarme con un cóctel de intensidad y pasión. Me traje los ojos llenos de su encanto, el corazón rebosante de sensaciones, y el gratísimo sabor de su miel impregnado en mis labios. Ella había hecho un pago parcial a modo de reserva de mis pensamientos cuando la conocí, en este acto terminó por comprarme todo el combo, o yo los empeñé, da lo mismo, de ahora en más será la dueña absoluta e irrenunciable de mi pensar. 

Resignación

Si ella pudiera verlo allí, con la vista perdida en la lejanía, con ese decaimiento que solamente presenta alguien con el alma estrujada, le preguntaría: “¿En qué pensás, si estoy acá, a tu lado como siempre?” Y él piensa… Piensa que le hubiera encantado hacerla feliz, verla con esa sonrisa fantástica pintada eternamente en su cara y no sólo de a ratos como sucedía. Bien sabe Dios que lo intentó de mil maneras, incluso a costa de su propia felicidad, pero jamás pudo encontrar ese punto exacto donde la plenitud se hace presente y echa raíces. Él depositó las flores en la base de la lápida, se persignó, y echó a andar con su pesar a cuestas rumbo a continuar con una vida a la que le falta un propósito.


martes, 21 de septiembre de 2021

Desencanto

La miraba aún sabiéndola inalcanzable,

de lejos la saludaba con ilusión cada día,

como poniéndole el pecho a la utopía,

creyendo que el diamante era maleable.


Cuando me acerqué en intento de hablarle,

ella se ocupó de resaltar el final de mi vía,

con el objeto de que no menosprecie su valía,

en una determinación tan poco aconsejable.


Consigo mismo uno debe retractarse,

y del gran tren de la esperanza bajarse,

cuando el desengaño de gala se arropa.


Y otro sueño que va a sepultarse en el olvido,

y otra quimera que se queda sin motivos, 

y otra vez a los bares, y a las noches de copas.  


miércoles, 15 de septiembre de 2021

Eternidad

…Y de repente, enarcó las cejas, clavó sus ojos en mí, y dijo, casi  susurrando por entre sus labios de seda:

—Suponte por un momento que el destino te obsequiara la magnífica posibilidad de estar tan solo diez minutos con quien consideras el amor de tu vida, con esa persona que has soñado las mil y una noches y se ha adueñado de tus pensamientos todos los correspondientes días, ¿cómo aprovecharías mejor ese preciado momento?

La ocasión era encantadora, única, y como tal no ameritaba que yo le obsequiara un mínimo de duda a la respuesta.

—Te abrazaría tan pero tan fuerte que haría que se detuviera el tiempo.

Y nos abrazamos, y nos fundimos en uno, y fuimos eternidad.


martes, 7 de septiembre de 2021

Sé que ya no estás, pero aún te percibo

En las figuras que surgen al empañarse los cristales.

En la neblina matinal que todo lo envuelve y humedece.

En el rocío que se desliza gota a gota por las ramas.

En las nubes grises teñidas de rojo por los crepúsculos.

En las largas noches de ojos abiertos y pensar distante.

En los roces de las sábanas y los espacios sobrantes.

En las lágrimas que la complicidad de la noche oculta.

En el dolor sin remedio que me apretuja el alma.

En la terquedad del corazón que aún espera tu vuelta.

En la displicente soledad que me hace saber que ya no soy buena compañía y amenaza con dejar mi ser librado al azar.



Secreto

¿No le encuentra sentido a su vida? ¿En apariencia tiene todo y sin embargo se siente vacía? ¿Nada de lo que sucede la conforma, todo de alguna manera la aburre o decepciona? Mi humilde opinión, bella mujer, es que le hace falta tener un secreto. Un secreto de esos que se disfrutan en soledad, uno que le dibuje una sonrisa en su hermoso rostro cuando lo recuerde, que haga palpitar con más fuerza su gran corazón, que la impulse a apretar sus delicadas piernas, y que la obligue a emitir un largo suspiro de placer. Y si usted me lo permitiera, estimada señora, hasta podría ayudarla a conseguir ese preciado secreto.

 

El titiritero

Y mientras nosotros jamás nos cansamos de planificar, el gran prestidigitador universal nos observa, dibuja su sonrisa más sarcástica, se acomoda en el trono, cruza las piernas, apoya el codo derecho sobre el muslo izquierdo, el dedo pulgar debajo de la barbilla, el índice estirado sobre los labios, y piensa, piensa que tal vez algún día no tan lejano dejaremos de ser tan ilusos de creer que podemos manejar nuestro destino. Después de un instante de meditación, sacude la cabeza como para desechar tan humano pensamiento, y retorna a la tarea que tan bien conoce de mover los hilos. Quizás sea un buen día para brindar ciertos indicios sobre el camino a seguir a un par de almas descarriadas que ha estado siguiendo, cosa que siempre hace, aunque muy pocos, debido a la incredulidad generalizada, logran interpretar tales señales.