Llevo marcado en cada centímetro de mi piel el
rastro indeleble de tus besos húmedos. Llevo estampada en mis retinas la
desnudez apoteótica de tu cuerpo sumido en la lujuria de los deseos concebidos.
Llevo grabados en mis oídos tus gemidos ahogados en placeres harto pretendidos
al fin saciados. Llevo impresas en el alma tu dulce mirada de ojitos
chispeantes y el dibujo perfecto de tu sonrisa agradecida. Pero, lo maravilloso
deja de ser tal cuando la realidad te obliga a abrir los ojos. Llevo a cuestas
lo efímero del tiempo compartido a sabiendas de que ya no habrá nada igual. Podría
olvidarte, pero eso jamás será una opción.
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