Si existe una característica que marca a fuego
nuestro tiempo esta es la distancia.
Aunque contrario a lo que se pueda pensar la
distancia entre lugares es la que menos aleja. Hoy a través del teléfono, el
chat, o las diversas redes sociales se puede estar mano a mano, dialogar, visualizarse,
escucharse, establecer conexiones fabulosas, formar vínculos sinceros entre una
persona y otra.
El problema está en el cara a cara, en esa
distancia que no existe pero es tácitamente remota, en la ausencia de calor, en
la carencia de sentires mutuos, en la falta de diálogo entre dos personas que
pueden tocarse, sentir sus alientos pero que evitan mirarse a los ojos porque
no saben qué decirse.
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