martes, 7 de noviembre de 2017

Intromisión

Despacito, como sin querer pero con deseo, me instalo en la lozanía de tu piel. Voy penetrando lentamente por tus poros, me deslizo con suavidad por la calma fluidez de tu sangre y acelero sin intención alguna tus latidos. Me calcifico en tus huesos sin prisa y sin pausa en el disimulo de mi presencia; me entrometo en los recovecos más íntimos de tu cuerpo hasta ser parte misma de tu esencia ya imposible de quitar.

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