Puedo resistir a la atractiva imagen de
tus curvas que se adivinan sin demasiado esfuerzo bajo las finas telas de libre
caída que te cubren. Puedo disfrazar el efecto que causa la sinuosidad estudiada
de tus movimientos y ese desplazar de hembra en celo con el que me pretendes
embaucar. Puedo hacer caso omiso a la embriagante mezcla entre el perfume que
usas y las emulsiones de tu cuerpo que dejas llegar hasta mí. Puedo disimular lo
penetrante de tu mirada que me desnuda el alma y me saca la ropa poniendo en ebullición
mi sangre.
Pero la distancia a tu boca… la
distancia a tu boca es la que marca que tan lejos me encuentro de la perdición.
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