Sé que contigo no pago concesiones, no
necesito permisos, ni rendiré cuentas. Sé que puedo llegar, instalarme y pasear
por tu cuerpo como si fuera mi propiedad sin más limitación que las que
demarcan tus curvas. Sé que no te opondrás a ello ni siquiera cuando tus
emociones bajo mis influjos se disparen sin control; te conozco. Sé que en ti puedo
plantar y arrancar, escribir o garabatear, dibujar y pintar, contornear o apretar,
invadir y desocupar, comer y volar. Sé que tu mirada y mis caprichos se
confabulan cada vez para susurrarme que proceda. Sé que por más que nunca me haya
ido siempre volveré.
Tú eres área liberada para mí y podré
hacer contigo lo que desee porque sé que deseas que así lo haga.
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