Si se me condenara a la
pena de la senilidad porque dieran por juzgado que ya he visto todo lo factible
de ser visto, incluyendo el voyeurismo realizado a través de la cerradura de una
infinidad de ocultas intimidades.
Si la condena por
palpar, acariciar y satisfacer una y mil veces la belleza impúdica sin
posibilidad alguna de hastío fuera que se me cortaran las manos.
Si toda vez que disfrute
de los placeres para la mayoría vedados se me nominara a la crucifixión y eso
me acercara a pasos acelerados a las mismísimas puertas del infierno
Pues, queridos mortales,
nada de eso me preocuparía en absoluto. Por más que se esmeren en silenciarme
empleando cientos de diversas estratagemas, tendré siempre la certeza de que no
existe algo más acá que la muerte que logre hacerme desistir de llevar a cabo
mis particularidades. Jamás podrán censurar mi imaginación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario