Fue en un
arrebato de locura
Que me
obsequiaste tu alma
Manoseada,
ultrajada, herida
La
albergué, la curé, y le di calma
Le
transmití la fortaleza de la mía
Para que
pudiera salir del sopor
Como el
fénix resurgió de las cenizas
No tardó su
palidez en cubrirse de color
Aunque
con prontitud se dio cuenta
Que no
estaba en su lugar
Me hizo
culpable de su orfandad
Y partió
en búsqueda de su radar
Sin
querer, o no, consigo se ha llevado
A mi alma
que nula resistencia opuso
Con
actuar de enamorada
Bajo
dominio de racionar obtuso
¿Ahora
qué haremos los dos
Sin alma,
sin esencia, sin control
Con
nuestros cuerpos hambrientos de sexo
Sin ética
ni moral, y carentes de valor?
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