¿Quién diría? Que tras esa
estampa de mujer fatal existiría fragilidad.
¿Quién diría? Que tras
esa soberbia fachada se ocultaría una infinidad de inseguridades y temores.
¿Quién diría? Que tras ese
preciado telón esconderías sentimientos caros y puros jamás entrenados en obra
alguna.
¿Quién diría? Que un día,
desde tanta distancia y casi sin sabernos, te fueras a enamorar perdidamente de
un loco sin redención alguna como yo.
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