viernes, 17 de julio de 2015

¿A quién engaño?

Cuando tiro la piedra y escondo la mano. Cuando pretendo dar a entender que no sé nada cuando lo sé todo. Cuando miento descaradamente porque sé que si digo la verdad puedo hacer un daño irreparable.
Muchas veces resulta más conveniente ocultar que mostrar, es preferible hacer silencio antes que murmurar; y otras en las que suele ser más seductor o atractivo dar a entender que describir con lujo de detalles.
¿Ocultar, insinuar, mostrar, contar, detallar? Son todas alternativas válidas a la hora de presentar nuestras cartas ante las contingencias de la vida. Solo debemos saber determinar cuándo y cómo debemos usar cada una de ellas, porque si no las utilizamos en su tiempo y medida justa puede que resultemos engañados e incluso hasta podemos caer en nuestra propia trampa. Este es el gran secreto con que cuentan los buenos prestidigitadores que saben desenvolverse adecuadamente ante los juegos de la vida. 

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