Muchas veces es absolutamente necesario escupir
un no tajante y rotundo, pues no existe otra opción o salida valedera o
decorosa ante lo vil de la propuesta realizada o la situación planteada, pero…
Tu no rotundo es aguafiestas. Tu no rotundo es
impotencia. Tu no rotundo es dolor de cabeza. Tu no rotundo es instalador de
malhumores. Tu no rotundo es la mejor estrategia con que cuentas para demostrar
tu poder sobre mí y que desnuda mi dependencia de ti, pues sabes de mi paciente
espera y de mi eterna reincidencia, y te consta que seguiré trabajando
incansablemente en pos de lograr el tan ansiado sí.
Ofrécemelo en míseras migajas si quieres o juega
conmigo si así lo deseas, pero no me castigues con ese no rotundo que utilizas
como deporte y que corta de cuajo toda ilusión. No olvides que hasta el más
bueno un día se termina cansando y que la calma de la tenue brisa puede
transformarse en un temible huracán de rebelión que acabará por destrozar todo
en segundos y desaparecerá.
Si pudiera, prohibiría el uso de tu no rotundo aunque
sea tan solo por un día. Con ese breve plazo alcanzaría. Puedes dar por seguro que al buen
trato que recibirás de mi parte no lo podrás olvidar y hará que empieces a
pensar seriamente en no volver a utilizarlo.
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