Cuando usted sienta que no está bien, que
nada de lo que realiza le da resultado o satisfacción alguna, que haga lo que
haga todo le da igual, y que ya casi no le quedan fuerzas para seguir adelante
o para volver a intentarlo; pues con ese restito de aliento que le queda,
búsqueme, téngame en cuenta como su última opción. Siempre tendré una salida
ingeniosa a flor de labios para sorprenderla o una idea ocurrente que pueda
servirle a usted como incentivo. No prometo mejorar sus días, ni sus noches,
tampoco su vida, pues no tengo la potestad para eso; pero sí tengo la firme
convicción de que al menos podré robarle una sonrisa.
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