No, ya no quiero,
discutir por minucias,
chocar por idioteces.
No más actitudes sucias,
bajezas, que tantas veces,
del querer son intrusas
que me quiten el sueño,
las artimañas difusas,
las negativas, los empeños,
con razones tan obtusas,
de dos dedos de ceño.
que me coman la cabeza,
anhelos, deseos e ilusiones.
Es hora de sentarme a tu mesa,
de cantar contigo esas canciones,
en las que al final resultas ilesa.
ocultarte mis verdades,
así sea cruel su contenido.
Es hora de hacer las paces,
de poner en orden el nido,
de creer más en las bases.
más recelos de pendejos,
ni rencores sabor a hiel.
Nuestro querer es añejo,
siempre tuvimos buena piel,
y a eso yo nunca lo dejo.
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