Son
tan sólo un par de ilusos amantes,
que
se mecen al vaivén de deseos errantes.
Y
bailan al compás de una gran melodía,
cuyo
embrujo los envuelve cada día,
desde
siempre a la eternidad.
Son,
tal vez, amantes masoquistas,
con
sentimientos, pero con quita
de
su cercanía, por simple capricho
de
una providencia mezquina,
que
ofrece todo, pero no atina
a
dar más que míseras migajas,
que
no son más que rodajas
del
gran portento de Eros.
Y
él continúa bailando con ella,
aquella
extraña dulce melodía,
como
si no los separara una vida
ya
sin suspiros, pero con huellas
de
esa utopía llamada amor.
Ya quusiera ser Psique...Bellísimo!!
ResponderEliminar*quisiera
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