Las desilusiones y las penas te entretejen
sus laberintos por dentro. A ratos las disimulas aunque la mayor parte del
tiempo te estrujan las ideas, te entrecortan la respiración y amenazan con
hacerte estallar la cabeza. No obstante ello la única manifestación visible de
ese malestar es la tristeza que se instaló en el fondo de tus ojos. Y tu mirada
transmitirá pedidos desesperados de auxilio o emitirá deseos urgentes de
comprensión, pero con el tiempo terminarás por constatar que a nadie le
interesa mirar a tus ojos para interpretar tu melancolía, lo harán para ver el
reflejo de sus propias imágenes en una expresión más del egoísmo reinante en
estos días.
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