Mientras afuera una
fría lluvia de otoño,
limpia de los
árboles las hojas restantes,
acá se escabulle
Sabina por los parlantes,
conjunción de una
tarde gris del demonio.
Y como si no fuera
suficiente con todo eso,
la nostalgia ha hecho escala en mi cabeza.
Recuerdos que no se
rinden ante la certeza,
de tu ida sin
expectativa alguna de regreso.
Trepa y trepa, y opaca
mis pensamientos,
la enredadera implacable
de la melancolía,
y amenaza con
quitarme lo escaso de valía,
míseros resabios,
restos de aquel tormento.
Me han quedado
expuestas las miserias,
y a los árboles todas
las ramas desnudas.
Existe una cierta
analogía, no hay dudas,
otoño y lluvia son
sinónimos de tristeza.
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