Saber que tiene usted ciertos laberintos
es un gran incentivo para mi instinto.
Y no es una cuestión que me asuste,
cuanto más intrincados me resulten,
más hurgaré entre esos vericuetos,
con el fin de desentrañar sus secretos.
Es que quiero llegar a lo más íntimo,
hasta el sitio impreciso de su esencia,
con el deseo de confirmar mi creencia,
de que estoy a cuatro pasos del séptimo,
casi a las puertas mismas del paraíso.
Si se confirma que es usted quien yo creo,
en buena hora habrá llegado mi regodeo.
Un aleluya librado a los cuatro vientos,
se escapará de mi boca en tal momento,
saliendo de lo más profundo de mi ser.
Pero, no son afirmaciones, sino supuestos.
De deseos inconclusos el mundo está plagado,
de lo anhelado a lo concreto nada más alejado.
Así que no resultará más que un gran cuento,
si no se pone uno a hacer buenos méritos,
para que usted le obsequie sus créditos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario