Y
continúa sonando el gran Sabina,
y
eso es algo que siempre me anima,
a
buscar entre los recuerdos,
aquellos
últimos días de cuerdo,
en
los que ya enloquecía por ti.
Y
aquello duró lo que debía durar,
en
esas cuestiones soy buen mercader,
a
propósito lo echo todo a perder,
y
salgo pitando hacia otro lugar,
a
buscar un mejor postor.
Es
que en la cúspide empiezo a dudar,
si
merezco estar viviendo ese momento.
Prefiero
quedar como el malo del cuento,
y
sin prejuicios mandarme a mudar.
Quisiera
volver a estar bajo tu cobijo,
y
refugiarme otra vez en tus brazos.
Pero
me has dicho que ya no hay plazos,
que
ha caducado mi plazo fijo,
y
que no hay renovación.
Te
extraño como extraña el preso la libertad,
como
se extrañan aquellos viejos amigos.
Solamente
una docena de tragos será testigo,
en
la disputa de la melancolía con mi soledad.
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